lunes, 20 de enero de 2014

Por febrero o marzo

Teo dice que su opérculo no cierra bien y las niñas ríen porque sostiene en su mano el caracol que abarca  uno de sus dedos, arrastrándose despacio, escalando. ¿Debería cerrar? dijo la niña que llevaba un sombrero de paja blanco con cinta rosa alrededor. Teo llora mucho y el caracol se pasea por cada dedo de su mano derecha y deja la baba transparente. Chups chups, levantan pequeñas olas sus descalzos pies y agita la mano y la alza al aire en un vaivén; ahora sale disparado el caracol y vuelven a reír las niñas que observan como los ojos de Teo se hacen grandes y aún más redondos y más negros.
 Llueve ahora del cielo muchas gotas,  que caen igual que chuzos de punta; corren los niños y se refugian debajo del nogal y quizás encuentre Teo, a su opérculo, ya, libre.

34 comentarios:

  1. Bella imagen la que describes de ese niño, (Teo), y ese caracol por sus dedos con la lluvia final de contrapunto.
    Un abrazo en la tarde.

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    1. Gracias Rafael, te mando un fuerte abrazo y me alegra que te haya gustado.

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  2. Desconocía la palabra opérculo.
    saludos de María

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  3. No tenía ni idea de que era un opérculo.

    Ahora si.

    Besos.

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  4. Precioso relato.Me encantan las historias de caracoles, pues durante un tiempo me dediqué a observarlos en casa e incluso criaron diminutos caracolitos transparentes.Era muy curioso oír cómo iban cortando la lechuga con la rádula y todo el ritual de la cópula es digno de ver. No hay más que coger dos caracoles,ponerlos en un cacharro con una tela metálica para que no escapen, darles buenas hojas de lechuga y ellos solitos se lo montan.

    A Teo y a las niñas les gustaría mucho.

    Un abrazo.

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    1. Seguro que si, Fanny, qué bien que te haya gustado.
      Un abrazo

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  5. Hola María, buenas noches,
    chups chups,
    un relato que nos lleva a nuestra infancia,
    muchos recuerdos bajo la lluvia =)

    Te deseo una maravillosa semana
    hasta pronto

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  6. Evocador y encantador relato que me ha llevado a mi infancia. Me gustan los caracoles, me parecen únicos.
    Besos.

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  7. Estaba tan desconcertado al leerlo, que esperé a los comentarios. Era todo lírico, onírico, infantil. Al final me quedé con las imágenes para construirme una foto mental.
    Un saludo
    JM

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  8. Teo, quería jugar con el caracol, y el opérculo le vino bien de excusa.
    Linda lluvia para terminar con ternura.

    Un abrazo.

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  9. Una estampa infantil entrañable. Desconocía también la palabra opérculo.
    Un abrazo.

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  10. Precioso y tierno,....

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  11. Precioso y tierno, ....
    Un beso

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  12. Qué bonito, recuerdo cómo me gustaba observar a los caracoles, y tocarlos. Un besito.

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  13. Bueno, puede que en la vida sea leído mi blog, o que nunca llegue a nadie, pero acabo de dejarlo con el amor de mi vida, y me han recomendado que escriba, y he decidido escribir sobre el día a día, de cómo superar una ruptura,y de paso contaros cómo hago...si te interesa, ya sabes dónde estoy, y gracias por este minuto dedicado... Un saludo enorme, espero que te vaya genial ! http://diariodeunadesenamorada.blogspot.com.es/

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  14. María, en el juego con la naturaleza la contemplación y la huida hacia libertad siempre son seductores.
    Un placer volver por unos instantes al paraíso perdido de la niñez.
    Excelente texto.
    Un abrazo

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    1. Igualmente un placer tu visita , Felicidad.
      Gracias y un abrazo.

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  15. Dias de niñez e inocencia !!!!

    Suave leerte

    Cariños

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  16. Me siento en ese trance de la magia del juego infantil...quién no cogió una babosa, o atrapó en una red una mariposa, o se hizo amigo de largartos y salamanquejas...para verlas asomar sus ojos saltones...UN abrazo. Carlos

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