Una puerta sigue a otra de vidrios opacos, una fila de voces susurran en la habitación y la cama tiene faldones de algodón y descansa dormido un cuerpo oliva; un rostro con el surco de los días. María dijo: Por entre las sábanas blancas la piel que amé y que amo, dormita. Una niña dijo: Los jueves la veo llegar con los dulces en sus manos y camina por la vereda de flores verdes , de hojas verdes. La frente se llenó de besos de todos los labios que susurraban y esos hermosos ojos esmeraldas se quedaron dentro de un marco plateado, sonrientes, jóvenes.
Y verdaderamente son como "violetas en diciembre..."
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael
EliminarUn abrazo
lleno de colores y de ternura tu escrito Aniagua....
ResponderEliminarGracias Lao, eres muy amable
EliminarAbrazos
Las fotos contienen lo que fuimos.
ResponderEliminarYo no quiero verlas.
Besos.
Vale...
EliminarBesos
¡Que escena! con tus letras y sensibilidad vistes de colores la tragedia
ResponderEliminarsolo mirando con el "corazón" se ve la belleza en las sombras
abracitos María.
Gracias Ramón, qué lindas palabras
EliminarUn besito
Bella joya poética, enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Feliz semana.
Besos.
Muchas gracias, Amapola Azzul
ResponderEliminarFeliz semana y otro beso
Coronas de sensibilidad el dramatismo de la escena. Violetas en diciembre o esmeraldas en fotografías, ambas caminan por deliciosas veredas literarias.
ResponderEliminarMuy bello.
Un abrazo.
Muchas gracias Marisa...
EliminarOtro abrazo
Repito lo que otros han dicho: mucha sensibilidad y belleza en lo que escribe.
EliminarSaludos.
Gracias Beto, muchas gracias.
EliminarSaludos.
Que precioso relato, como con reminiscencias de antaño: tierno, dulce...
ResponderEliminarUn besito.
Muchas gracias Luján...
EliminarOtro besito
Precioso...
ResponderEliminarGracias Ana...
ResponderEliminarBesos