miércoles, 23 de octubre de 2013

Paseo

Ella miró el océano que llegaba hasta la balaustrada. Estaba a salvo, porque aquella mano grande cobijaba con ternura la suya. Ni el rugir de la olas con sus lenguas que azotaban, ni las campanadas replicando podían soliviantar su corazón...

14 comentarios:

  1. buena combinación: el rugir de las olas y las campanadas......Saludos Aniagua

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  2. Sentirse protegido...
    Nunca he sabido lo que es.

    Besos.

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  3. Son éstos momentos de serenidad los que alejan de uno o una el resto del mundo y sus consecuencias, muy bello Aniagua, un beso

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  4. Da alegría leerte, abrazos.
    La poesía emerge en tus letras.

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  5. Tu hiperbreve es una bella metáfora.
    Es hermoso sentir que alguien está a nuestro lado ante cualquier peligro.
    Un abrazo

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