Sonrió ante el espejo. Se veía bonita,
su pelo recién lavado, y una nariz respingona. Veinte pecas adornaban su cara igual que unos topitos
bordados en fieltro. Llevaba puesta una camisa tres tallas más grandes cubriéndoles los dedos de las manos, un vaquero
roído y unas bambas azules. Volvió a sonreír, ésta vez atusando la larga melena
negra; alzándola para recoger en un moño la mitad, la otra, caería en cascada
hacia el lado izquierdo del cuello. Había aceptado el reto en el instituto el
día anterior: Bloody
Mary, Bloody Mary, Bloody Mary, Bloody Mary, Bloody Mary. El cristal estalló en mil
pedazos diseminando por toda la habitación los topitos.
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"...igual que unos topitos bordados en fieltro". Preciosa expresión. Delicadeza, ternura y crudeza llenan el relato de vida y muerte... Como esos topitos diseminados por la habitación.
ResponderEliminarUn fuerte abrazooo...
Gracias Petra.
EliminarAbrazos!
Mucha suerte¡¡¡
ResponderEliminarEl relato lo merece¡
Un abrazo, y feliz semana.
Gracias Amapola
EliminarAbrazos!
este tierno relato refleja tu alma sensible Aniagua!!!
ResponderEliminarGracias ,Lao!!!!
EliminarBonito micro-relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael
EliminarUn abrazo
Es bueno.
ResponderEliminarSuerte.
Gracias. Toro...
EliminarAniagua, éxito con este excelente micro, sensible como el cristal que atraviesa.
ResponderEliminarUn placer renovado leerte
Un abrazo
Gracias, Felicidad
ResponderEliminarAbrazos
Tiene tu sello: tierno e imprevisible. Yo te daría el premio. Besitooooo
ResponderEliminarGracias linda amiga!!!
EliminarBesitosssss