Se oculta la luna igual que alguien apaga la luz de un farolillo; las caricias de las pequeñas e insondables olas de la noche lamen los pies que, descansan, justo ahí, en la orilla. Indelebles, los hibiscos, duermen en los parterres; parecieran preciosos sombrerillos en las cabezas de las señoras, o quizás un bello bosquecillo adornando la fachada de la pequeña casa. Entonces nada puede alterar éste momento, nada habrá que haga añicos los sombrerillos, ni los hibiscos, ni un rasguño en la espuma de esas pequeñas olas. No habrá ningún vendaval que arrase. Todo es tan bello, tan sublime...Nada se puede destruir cuando un soplo del cielo lanza bellos colores irisados y crea un lienzo tan hermoso...,
Sí, es una bella imagen con la que nos obsequian tus letras esta noche.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias siempre querido Rafael...
EliminarAbrazos
Preciosa escena. Un beso
ResponderEliminarGracias siempre Eva.
EliminarUn beso.
Una melodía dulce, serenata apacible que pinta de colores la noche con tu pluma siempre tan lírica.
ResponderEliminarBesos y feliz fin de semana, María.
Gracias por tu visita y agradable comentario, María José.
EliminarQue tengas feliz fin de semana y besos de vuelta.
La belleza es indestructible, como tú dices.
ResponderEliminarUn saludo
JM
Creo que si, Juan.
EliminarSaludos cordiales.
Leerte es como llegar al oassis entre el ajetreo del dia, nos relajas.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado, Marcos...
EliminarEse momento debería ser eterno.
ResponderEliminarBesos.
Si, debería...
EliminarBesos.