Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 23 de abril de 2014

Guiso de cordero y un ramo de lilas



Pareciera que al fin hubiese encontrado el lugar ideal; el perfecto tejer de las horas. Pareciera haber realizado todo lo que por aquellos años se había propuesto. Dignamente las horas en la cocina preparando cordero; dignamente en el jardín cortando lilas para aquel bello jarrón pintado a mano, obtenido en una subasta y con gran satisfacción había ocupado un lugar importante en el salón de la casa (en la encimera de la vieja chimenea)ora esperando las sinceras felicitaciones por los alimentos, ora aspirando el oloroso perfume. 
En resumen, habría cierta contradicción cuando paseaba por la avenida llena de palmeras y algún drago; habría cierta inquietud ¿Demasiado benevolente?, se dijo. Hubiera escapado por la puerta de atrás, pero esa puerta no era la adecuada, luego entonces: Los guisos, las lilas...,



8 comentarios:

  1. Es mejor la puerta principal, Un beso.
    Muy bello relato.

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  2. Y todo estaba allí, entre los aromas de aquel guiso y los ventanales empañados.
    Un abrazo.

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  3. Esa sensación es efímera, pero cuando se consigue es una gozada.
    Besitos amiga

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  4. Siempre queremos algo más.
    Somos inconformistas por naturaleza.

    Besos.

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    Respuestas
    1. Ese no era el punto de vista, pero igualmente agradezco tu paso por mi casa y te mando un beso desde Tenerife.

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