Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

lunes, 17 de febrero de 2014

Una historia diferente

De ningún modo iba a resignarme y  tampoco  permitiría que aquel hombre con bata blanca entrara sin llamar a la habitación fisgoneando todo, con sus barbas blancas en cascada y sus ojos pequeños, redondos y su sonrisa irónica. Pasé el cerrojo con cautela para que no advirtiera nada. Le oí como empujaba la puerta con fuerza, de un modo grotesco, igual que un oso pardo sacudiendo un grueso madero. Dos semanas antes supimos de la interna del lado oeste, había amanecido ahorcada en su celda; en el fondo sabíamos que aquel ser monstruoso la había violado.Durante toda la noche me cercioré de que la puerta permaneciera bien atrancada; casi no había dormido,  los primeros rayos de sol entraron libres por el ventanuco, de alguna manera me alegraba de amanecer sana y salva. Durante ocho años permanecí allí, en aquel lugar indómito; frío; austero; insoportablemente espartano. Un día a la semana nos reunían en grupo de cinco o seis internas, y nos mortificaban con advertencias y amenazas terribles. Yo también sucumbí a sus garras una tarde de verano, cuando me refrescaba medio desnuda; al principio sentí odio; un vómito intenso salió de mis entrañas, cuando me tomó; me sobrepuse y siguieron los días detrás de las noches o viceversa. Sentí rechazo por mí misma porque en el fondo me gustaba estar con él y debía pensar la manera de acabar con todo; fui  a buscarle, sabia que volvería a tomarme igual que una bestia, un demonio rojo>en eso se convertía cuando nos tenía>- Llevaba unos minutos encima de mi cuerpo, balbuceando sandeces; profiriendo no sé que  palabras en latín, que yo no entendía. En el momento preciso hendí el cuchillo de cocina en su espalda; un aullido espantoso, junto con un hedor insoportable salió de su boca torcida. Un dieciocho de junio fui liberada de aquel endemoniado lugar, nadie supo jamás quien había acabado con la bestia. Me deshice de su deforme cuerpo arrastrándolo como pude y arrojándolo al acantilado, por un ventanal que por unas horas permanecía abierto por orden del prelado. Supe que me había convertido en un ser sin apenas sentimientos, una asesina, pero nunca me arrepentí de lo que hice. Jamás encontraron el cuerpo de Nor, el médico. 

22 comentarios:

  1. No hay nada que justifique un asesinato,pero yo siempre digo que para juzgar a alguien,primero hay que ponerse en su lugar y pasar por lo que ella pasó.

    Me ha gustado como lo has expresado,se vive!!

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Me ha sorprendido este relato tan duro, pues nos tienes acostumbrados a historias sentimentales y bucólicas, pero aparte del asombro, me ha gustado este registro ;es bueno no estancarse en unos temas, y este lo abordas con agilidad y mantienes el interés.
    Una liberación por medio de una venganza, sume al protagonista en una persona que se reprocha a sí misma esa conducta, y pesará sobre ella toda la vida. ¿Se puede considerar liberada?...

    Encuentro algo inverosímil la forma en que se deshace del cadáver.Demasiado rápido y fácil.Ahí el relato decae.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es bueno una crítica , Fanny. El personaje ya tenia cierta libertad de moverse al estar con el médico, osea que por eso fue , digamos "fácil" terminar con el , arrojándolo por el ventanal.
      Gracias y un abrazo de vuelta.

      Eliminar
  3. Ahora si que me has sorprendido. Y yo que creía que dabas vida a momentos de tu infancia. Chapeau

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Marcos, en realidad me gustan mucho la prosa poética, melancólica,. Pero también me gustan éstos registros,
      Gracias siempre Marcos.

      Eliminar
  4. Tus letras me parecieron un cuento leído hace muchos años de Dostoyenski.
    Un abrazo en la noche.

    Pd... Felicidades por este ralato tan extraordinario y extremecedor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues me alegra que te haya gustado. He probado otro registro diferente.. bueno es que me gusta escribir, no sé si es bueno o no, pero me sumerjo en un mundo diferente cuando escribo.
      Abrazos y gracias Rafael

      Eliminar
  5. Muerto el perro, muerta la rabia.

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Me ha encantado, narras muy bonito.

    Llevas a imaginar las escenas, el lugar...

    Un beso grande.

    ResponderEliminar
  7. Ahora veo que la lírica y la narrativa nos géneros que dominas. Muy duro relato.
    Un saludo
    JM

    ResponderEliminar
  8. Por un momento creí que no eras tú la que escribías, ¡es tan distinto a todo lo demás...!, pero igual de bien escrito.

    ResponderEliminar
  9. Una metáfora muy acertada de cómo liberarnos de nuestros propios demonios. O al menos yo lo entiendo así.
    Tu pluma, me sigue sorprendiendo día a día, querida María.
    Besos

    ResponderEliminar
  10. Arrenpentirse es permanecer en ese agujero.Me he imaginado que al otro lado de la puerta se encuentra el monstruo, un día y otro día...Con ese punto escalofriante.

    Besos María

    ResponderEliminar
  11. Me has sorprendido, pero igualmente me ha gustado.

    ResponderEliminar

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...