Algunos de los veranos en el barrio, Ángeles nos llamaba con el tintineo de una pequeña campanilla <Que ya empieza la clase> y sonreía con su largo y rubio cabello, que descansaba sobre sus hombros juveniles. Nos quedábamos observando como degustaba alguna peladilla de la navidades pasadas, que rezagadas todavía dormían en la pequeña alacena verde de la abuela. Le habían proporcionado cinco o seis pupitres muy señoriales y de muy buena madera; una gran pizarra en la pared se llenaba de números o de letras y, a veces yo, pintaba caminos; y la charca grande del abuelo Antonio; las sábanas blancas de mi madre; las preciosas trenzas de mi hermana Carmita. Ángeles llenaba su habitación de aquella famosa actriz tan rubia como ella y yo, en silencio, me quedaba allí contemplando aquel lienzo de caras y melenas. Un día a la semana de aquellos largos y cálidos veranos infantiles, Ángeles, la hija de mi abuela Delfina, nos daba clases de francés. Attention lesenfants: un pré vert...; su voz susurrando se alejaba de mis oídos de mis pequeñas orejas; el sonido de la campanilla, cuando acababa la clase, me devolvía al pequeño saloncito, al que llamábamos el cole de verano.
La nostalgia de la escuela, que la trae a la memoria una campanilla. Cuánto puede un objeto, despejar el cieno de la charca de los recuerdos. UN beso. Carlos
Leyéndote, parecería que aquel tiempo pasado fue mejor, por la dulzura que hay en tu prosa recordando los juegos infantiles, la felicidad que da la inocencia y la vida sencilla.Parece un cuento y, sin embargo, no lo es; todo es verosímil y me llega como una lejana realidad. Un abrazo.
Hermosamente descrito aquellos momentos infantiles, con toda la ternura que encerraban.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
Feliz semana igualmente para ti, Rafael
EliminarUn abrazo
La nostalgia de la escuela, que la trae a la memoria una campanilla. Cuánto puede un objeto, despejar el cieno de la charca de los recuerdos. UN beso. Carlos
ResponderEliminarGracias Carlos,
EliminarOtro beso para ti.
Ángeles honraba su nombre.
ResponderEliminarBesos.
Seguro que sí,Toro.
EliminarBesos.
Qué recuerdos tan bonitos. Reflejan un inmenso cariño y atención hacia los pequeños.
ResponderEliminarBesitos
Gracias amiga linda...
EliminarBesitos.
No parabais en verano tampoco...
ResponderEliminarvaya¡¡
Un beso¡
No, Amapola Azzul, nada paraba igual que las nubes en el cielo...
EliminarOtro beso para ti.
Son recuerdos entrañables bellamente descritos. Un placer su lectura.
ResponderEliminarGracias, Teresa.. muy amable
EliminarUn beso.
Calidos recuerdos de infancias felices.
ResponderEliminarHermoso leerte
Cariños
Muchas gracias. Me alegro que te haya gustado.
EliminarCariños de vuelta.
Los paraísos perdidos tienen pequeños huecos por los que asoman al presente cuando este nos falla.
ResponderEliminarMuy lindo
Un saludo
JM
Gracias , Juan Manuel...
Eliminarun placer siempre..
Saludos.
Recuerdos de la infancia que están con nosotros. Feliz semana.
ResponderEliminarGracias ,Maruja...
EliminarFeliz semana igualmente
Leyéndote, parecería que aquel tiempo pasado fue mejor, por la dulzura que hay en tu prosa recordando los juegos infantiles, la felicidad que da la inocencia y la vida sencilla.Parece un cuento y, sin embargo, no lo es; todo es verosímil y me llega como una lejana realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué lindo comentario, Fanny
EliminarGracias y otro abrazo fuerte
María, sensaciones muy bien transmitidas.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Beto...
EliminarUn abrazo.
La calidez de tu memoria pareciera estar intacta. Una gran virtud.
ResponderEliminarGracias...
EliminarUn abrazo.
Esto es una caricia para la memoria
ResponderEliminargracias María por el billete a nuestra infancia
abracitos
Gracias a ti Ramón, por tu visita, y me alegro que te haya gustado.
EliminarAbracitos.
Que recuerdos de esa infancia tan bonita,que nostalgia tan dulce,gracias Maria por ese traslado al pasado
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado, y gracias a ti otra vez por tus visitas.
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