Un enjambre de ojos recorren los
adoquines donde se exhiben toda clase de alimentos, los peces
brillan y parecen recostados,
pero hace rato que han muerto. Las verduras son igual que los broches de las
señoras en las solapas; unas esculpidas
de hojas rizadas, otras de color rojo, de color amarillo. Aquella pieza de
carne roja cuelga desde hace unas horas y las manos se agitan una detrás de la
otra, aguardando en la fila y aquella mujer ríe contenta porque la primera
cuchillada hendida en la pieza,
fileteará dos o tres cuartos, los primeros, para ella. También hay
flores que parecen princesas vestidas
con sus mejores galas; ocupan todo el frente en la larga pared. Pero no todo
son sonrisas, esa mujer, tiene fruncido el ceño y una fina línea dibuja su
boca, se curva, y sus pasos son lentos, tiene rabia en su interior, es la rabia de
todos los años vividos, de callar por vergüenza o prejuicio. Un pequeño tiovivo
da vueltas y las imágenes parecen moverse alrededor de él; gira el puesto de
castañas y aplauden arropadas en varias
filas; giran los cuatro bancos de tablillas donde reposan los señores
curioseando la prensa; giran todos los girasoles, todas las lilas, los
gladiolos. Hay una fuente y alrededor un lago de cristal
donde se sumergen los meteoritos de lluvia salpicando los zapatos que dan pasos
apresurados, como si un gran reloj de arena marcara el tiempo y al caer toda la
arena, aquellos pasos se detuvieran y se convirtieran en zapatos de sal. El
tranvía corroe las vías, pisotea fuerte y dentro hay rostros preocupados que
miran el reloj una y otra vez; hay rostros jóvenes con los ojos brillantes; hay
cabezas que descansan sobre el cristal, esas no miran el reloj. Los algodones
de nubes juguetean y los rayos del sol se cuelan entre ellas y parece que se
dan la mano. Las
voces se callan, los adoquines descansan, la fuente cesa y el tiovivo espera un
nuevo día para hacer girar cada rincón.
Parecen escenas de un cinema en movimiento que me lleva a esas calles y a ese tranvìa que tan bien describes.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Gracias Rafael..
EliminarUn abrazo ahora en la primera hora de la mañana
A mí también se me han puesto brillantes los ojos después de leerte.
ResponderEliminarMuy hermoso.
Gracias Toro...
EliminarUn beso
Un placer leerte, habla el sentimiento en ti. Un abrazo grande. feliz semana.
ResponderEliminarGracias Amapola Azzul.
EliminarAbrazos grandes y feliz semana también para ti
Bellas imágenes, todo gira como un carrusel de luces y sombras...
ResponderEliminarGracias Ana, eres un encanto...
EliminarHola, María.
ResponderEliminarComo dices en tu relato no todo son sonrisas... Ha sido un paseo mágico por un tiovivo especial.
Muy visual y muy bueno.
Besos, guapa.
Gracias Towanda,, guapa
EliminarHola Maria, un gusto volver a visitarte y comprobar que lo sigues haciendo igual de bien que siempre. Hace falta pasion para escribir y trasmitir a los demas tantas emociones. Me encanta visitarte asi que con tu permiso volvere con una mayor frecuencia. Que tengas una bonita semana en la compañia de tus familiares y amigos
ResponderEliminarUn abrazo,
Francisco M.
Pues muchas gracias Francisco, un placer tu visita y comentario..
EliminarUn abrazo.
En este relato todo pareciera cobrar vida. No por eso es todo alegre, y creo que la metáfora se explica sola. Felicidades.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias de veras...
EliminarAbrazos
Hola María Estévez, buenas tardes,
ResponderEliminartu descripción me ha hecho parte de la escena,
al comenzar me sentí en una feria, pero luego todo tomó otro color...
un relato que me enganchó desde el principio.
Te deseo una bonita tarde
un beso, un abrazo y mis mejores deseos
Gracias por tus bellas palabras, Ariel...
EliminarYo también te deseo una bonita tarde otro beso y otro abrazo y mis mejores deseos para ti.
Tuve la sensación como si describieras un mercadillo. Son lugares llenos de vida pero solo durante unas horas.
ResponderEliminarSaludos, María.
Es un mercadillo , cierto.
EliminarGracias por la visita y seguirme
Saludos.
Al tiovivo de ustedes, nosotros le llamamos calesita. Y he dado unas cuantas vueltas, mirando la vida desde algún asiento en forma de animal.
ResponderEliminarQue lindo es cuando se cuenta.
Un abrazo.
Gracias Cecy...
EliminarUn abrazo para ti.
El tiovivo de la vida es así, Un abrazo.
ResponderEliminarFeliz semana.
Gracias Amapola Azzul
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana
yo percibo un mercadillo en el que se mezclan toda clase de mercancías con el variado colorido que les caracteriza; un mercado al aire libre, con el bullicio natural y el ruido del tranvía...Y también me llega el cansancio, tal vez de una vendedora que soporta, día tras día, una larga jornada de trabajo para ganar unos cuantos euros...
ResponderEliminarUn placer leerte, María.
Un abrazo.
Me alegra que te haya gustado Fanny...
EliminarUn abrazo
Hola, que tengas un lindo mes Navideño, un gusto pasar por tu genial blog, felicitaciones, te invito de forma cordial a que visites en el blog de Boris Estebitan y que leas un poema escrito por mí titulado “El guerrero Pegaso”, puse mucho de mí en ese poema, feliz finde.
ResponderEliminarGracias Boris. Ahora voy por tu espacio
EliminarFeliz fin de semana
La estampa de un día. Agite de mercado. DE movilización vehicular, y adentro de los seres, agitándose el talante. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarUn placer tu visita Carlos,
EliminarGracias y un abrazo.
Tantas vidas y tan ignorantes las unas de las otras,girando,girando,como si cada una tuviera un tiovivo particular,deberíamos pararnos y empaparnos de nuestro entorno,solo necesitamos mirar sin prisas.
ResponderEliminargracias María por estos instantes
Gracias Ramón, siempre tan agradable y generoso ...
EliminarUn beso.