Muy bien dijo aquel hombre, y
sacando la boina al aire, el Señor Estévez quedó de acuerdo. El carromato
llevaba algunas verduras recién apañadas y leche en algunos cántaros. Los
largos bigotes danzaban al aire igual que las alas de algunos cuervos, que
esperaban en los alambres para lanzarse y picotear todo lo que brillara. Los
bigotes y el tricornio y la recia voz pedante, todo el tiempo detrás de la
puerta de rejas consintiendo, sí o, no. El chiquillo mayor observa y de reojo
mira y en silencio, sentado en lo alto, espera que continúe el viaje, que por el camino
empedrado y lleno de pisadas, de bueyes, llega al mercado de abasto. No ha
pasado mucho tiempo desde la larga batalla y los barcos llegan poco a poco y de
tarde en tarde, y la comida no es abundante. La señora Delgado
amasa el poco trigo en polvo del gofio que dormía en la alacena y poco a poco
el agua cae en el cuenco y sonríe porque al mediodía cuando el sol se encuentra
muy alto iluminando de blanco cada esquina, ella, sabe que todas las bocas se
reunirán alrededor.
Bonita escena que parece estar rescatada de alguna ventana abierta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael por tu bello comentario.
EliminarUn abrazo
Me gusta la imagen del sol del mediodía, es muy bonita. besos.
ResponderEliminarGracias Amapola Azzul, me alegro que te haya gustado.
EliminarBesos.
María,tus letras son un remanso de paz,o mejor,tu eres la paz
ResponderEliminarfelices fiestas.que no os falten sonrisas
un abrazo bien grande.
Otro abrazo enorme para ti, Ramón.. y feliz Navidad
EliminarLa señora Delgado es un Sol.
ResponderEliminarLo era realmente...
EliminarMuchas gracias y ahora voy a visitarlos
ResponderEliminarUn abrazo!
María, como siempre es un placer literario acercarse a tu espacio. Lamentablemente mis circunstancias han espaciados estas visitas que espero retomar con la magnanimidad del 2014. Como el título de tu relato así estoy, de ida y de vuelta.
ResponderEliminarMis mejores deseos, cercana isleña, para esta Navidad.
Un afectuoso abrazo
Gracias por tus bellas palabras, Felicidad.
EliminarOtro afectuoso abrazo para ti.
Las madres son capaces de convertirse en el centro de la familia; siempre me ha parecido algo conmovedor.
ResponderEliminarMuchos besos.
Gracias y muchos besos de vuelta para ti también...
EliminarLa alegría y satisfacción de sentirse un centro necesario.
ResponderEliminarSi, Tracy...
EliminarLa comida reúne, y despoja el sielncio con el murmullo de los comensales, comentando sus penas o fracasos. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarTiempos malos y buenos..
EliminarAbrazos siempre.