No muchos años antes la pude ver sonriente y con un ensortijado
rebumbio en su cabeza que después fue
gris.
Charlestón, inviernos de hambre, Charlestón, veranos de hambre.
Era bajita , era valiente y su boca no
hablaba de miedos, no hablaba de horas vacías.
Cortejada y aparente felicidad se fue feliz con muchos descendientes,
muchos de ellos tienen ahora su recuerdo,
yo su nariz chata y respingona, y su carácter.
Hola María, me ha encantado sobre todo la parte aquella de: "era bajita, era valiente y su boca no hablaba de miedos". Dicen que los grandes perfumes se guardan en frascos pequeños y que razon tiene el dicho castellano aquel porque asi sucede. Que tengas unas bonitas fiestas y por favor, no cambies nunca que lo haces realmente bien :)
ResponderEliminarBesos,
Francisco M.
Muchas gracias Francisco...
EliminarBesos.
Bella imagen la que ofreces en este recuerdo de ese ser querido que aún está presente en el corazón de la protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael,
EliminarOtro abrazo para ti.
La mejor memoria que he leído, tras una prosa poética, sobre quien no solo nos parió, sino nos heredó algún trazo físico. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarMuchas gracias Carlos, te mando un abrazo...
EliminarBonitas palabras en homenaje a una parte de nuestro propio ser que nunca se irá, pues seguirá manifestándose por generaciones.
ResponderEliminarBesitos amiga
Gracias linda lopillas,
EliminarBesitos
Nos quejamos de tiempos difíciles a veces sin reconocer los auténticos sacrificios de supervivencia de nuestros progenitores, todo recuerdo agradecido, es poco.
ResponderEliminarGracias Marcos...
EliminarAbrazo
Todo se hereda...
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Amapola
EliminarUn beso.
Sigue viviendo en este post.
ResponderEliminarBesos.
Si, Toro
EliminarBesos.
Siguen con nosotros cada vez que los nombramos o recordamos.
ResponderEliminarCierto, Tracy...
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