Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 15 de julio de 2020

El cesped



La cantidad de diminutas rarezas por entre las finas capas verdes son invisibles a los demás seres, que en comparación, son mayores. La invisibilidad no sólo puede erradicar ahí, delante de una casa, o en una plaza con farolas y un prado completamente verde en medio.

Una fila de hormigas invade silenciosamente el manto, bordean los extremos, una ardilla corretea de lado a lado, un topo se apresura por mejorar la entrada a su hogar. Los pasos de los transeúntes, los coches, un clamor de manos aplauden junto al fuego, detrás de aquel edificio, los estómagos están vacíos. Podría ser un espectáculo si una se detuviera a observar todo eso; espera alguien en casa.

Los mundos paralelos se cruzan constantemente delante de nuestros ojos. 


"Cómo se puede convivir
con el aullar del alma,

y las vicisitudes de la existencia.

Nunca"


  

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