Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

domingo, 26 de julio de 2020

Mejor contigo



Hay un lago. En cualquier parte. Siempre habrá un lago. Hoy se escaparon algunos abrazos, alguna risa, y lágrimas. En ese lago cristalino en el que un grupo de personas anduvieron, alzando la mirada para poder reconocer a los demás, la mascarilla provocó esa dificultad. Al final se reconocieron perfectamente, algunos por los gestos habituales, otros por el color de los ojos, y el parpadeo. 

Tía Nena estaba bastante delgada y desmejorada (los años), pero con el mismo espíritu de siempre, aunque ya cansada de visitas, trabajos, etapas. Me quiso abrazar y me dejé, parecía una niñita chica.
Luego vinieron los primos. los hijos de los primos. La proyección de imágenes iban y venían.
Pero no podía quitar ojo de tia Nena. La vi triste. Sentada en el sofá a la espera de que abrieran la salita, una sala fría y triste. Con sillones bonitos. Con una orquídea blanca en la mesita. Ella no vería eso, siquiera estaba allí, de algún modo su alma se escapó por unos instantes para recostarse junto a su amor, que ya dormía eternamente. Los minutos se hicieron días para ella. Entonces el silencio.

Un flujo de luz entró por el ventanuco y el lecho se volvió cálido. Lo besó en la frente. Se cogieron de la mano, como cuando iban al camino entre tarajales. Como cuando iban al cine a ver películas de esas romanticonas. Las acarició, Sonrieron juntos. Se quedaron solos. Se quedó sola. 



"Anduve en ese mar

que llaman libertad

y sólo encontré la muerte"

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