Ella tenía en
sus manos un poemario y trataba de leerle dulcemente, como si la acunara entre
sus brazos, de manera que al mismo tiempo la luz del sol por la mañana entraba
tímidamente en la
habitación. Leía , leía...,
quizás con la
esperanza de que la escuchara, de que aquellos ojos esmeraldas fijaran su
mirada en ella y le sonriera. Quiso que las paredes desaparecieran; el
ventanal; la puerta gris. Una ingravidez ocupó el espacio vacío y el
tiovivo comenzó a girar y volvió a sonreír, porque las niñas cada una en su
caballito llevaban nubes de algodón y ambas calzaban merceditas blancas con
calcetines bordados. Entonces el tiempo pasado se hizo presente...
"...Y volvió de sus sueños a la realidad y se encontró con que el libro de poemas ya no estaba en sus manos y la vida la rodeaba totalmente..."
ResponderEliminarUn abrazo en la noche.
Gracias siempre querido Rafael...
EliminarAbrazos en la noche.
Suele pasar...
ResponderEliminarUn beso.
Si...
EliminarUn beso.
Bien está todo aquello que nos haga soñar,y para soñar nada mejor que la nostalgia que encierran tus letra.
ResponderEliminarAbracitos María.
Acertado comentario, Ramón...
EliminarAbracitos.
SIEMPRE QUE LEEMOS EN ALTO ESPERAMOS QUE ALGUIEN SUEÑE.
ResponderEliminarILDUARA
Gracias por pasar Ilduara
ResponderEliminarMe sugiere dos hermanas que han jugado juntas en el tiovivo, que han compartido travesuras y complicidades en el pasado y que lo reviven en un momento crítico, con la lectura de poemas.Es el poder que tiene la poesía de sacarnos de la dificultad y hacernos soñar.
ResponderEliminarMuy emotivo y delicado, María.
Un abrazo.
Así es Fanny. Inmenso placer y agradecimiento de verte aqui.
EliminarAbrazos.
Un golpe de nostalgia...una luz de memoria de una grata recordación de una hija o hijas condenadas a la muerte, hoy redivivas...por el amor de la saudade...Un abrazo. carlos
ResponderEliminarGracias siempre mi querido Carlos...
ResponderEliminarUn abrazo.