lunes, 10 de marzo de 2014

El humo de los cirios

El atardecer es ceniciento: Brotan tules; brotan espinas. Duerme, duerme, duerme, ella. Las manos entrelazadas, ambas. Él tiene gesto amable, protector, responsable de ella; responsable de  que el aire vuelva a salir de sus pulmones y brote y luego vuelva a entrar. Se diluyen varios latidos igual que terrones de azúcar en café; dilata el tiempo la agónica voz; la piel confusa, pálida; dilata la no vida; el no despertar y pestañear...

20 comentarios:

  1. "...Y así se evapora en el cielo, como el humo de esos cirios de tu título..."
    Un abrazo.

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  2. El es un elegido porque tiene el privilegio de compartir ese momento cerca del Cielo....

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  3. El título siempre precede al texto, pero este tuyo, además va antes. Como pocos.

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  4. Me has hecho recordar una agonía que todavía me duele.

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  5. María tienes la capacidad de exprimir a la muerte y sacarle bellas imágenes en un ambiente de tristeza. Me gusta.

    Saludos.

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  6. Últimos instantes. Una vida.

    Besos María

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    Respuestas
    1. Contemplar esos segundos se hacen eternos mientras nuestra mente vuela llena de recuerdos.

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  7. En tu prosa se hace dulce hasta la muerte, María.Te detienes más en la compañía, en la ternura y cuidado de la persona que vigila ,latido tras latido,
    la vida que se acaba como se consumen las velas.
    Lo has ambientado muy bien.

    Un abrazo.

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  8. UN asistir para dulcificar la muerte, vos, tu, èl ella, calquiera de nosotros, ante el lecho de quien muere, cercano a nosotros, o apenas un amigo. Un abrazo. Carlos

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