El atardecer es ceniciento: Brotan tules; brotan espinas. Duerme, duerme, duerme, ella. Las manos entrelazadas, ambas. Él tiene gesto amable, protector, responsable de ella; responsable de que el aire vuelva a salir de sus pulmones y brote y luego vuelva a entrar. Se diluyen varios latidos igual que terrones de azúcar en café; dilata el tiempo la agónica voz; la piel confusa, pálida; dilata la no vida; el no despertar y pestañear...
"...Y así se evapora en el cielo, como el humo de esos cirios de tu título..."
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por la visita y comentario, Rafael.
EliminarUn abrazo,
El es un elegido porque tiene el privilegio de compartir ese momento cerca del Cielo....
ResponderEliminarEs cierto, Lao, así fue...
EliminarEl título siempre precede al texto, pero este tuyo, además va antes. Como pocos.
ResponderEliminarGracias , bixen...
Eliminarsaludos
Me has hecho recordar una agonía que todavía me duele.
ResponderEliminarDuele, si.
EliminarMaría tienes la capacidad de exprimir a la muerte y sacarle bellas imágenes en un ambiente de tristeza. Me gusta.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegro que te haya gustado, Beto.
EliminarSaludos cordiales.
Últimos instantes. Una vida.
ResponderEliminarBesos María
Cierto...
EliminarBesos, jaal
Contemplar esos segundos se hacen eternos mientras nuestra mente vuela llena de recuerdos.
EliminarSi...
ResponderEliminarSaludos, Marcos.
En tu prosa se hace dulce hasta la muerte, María.Te detienes más en la compañía, en la ternura y cuidado de la persona que vigila ,latido tras latido,
ResponderEliminarla vida que se acaba como se consumen las velas.
Lo has ambientado muy bien.
Un abrazo.
Gracias Fanny por tu bello comentario...
EliminarUn fuerte abrazo.
Se siente ese dolor.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias y otro beso para ti.
EliminarUN asistir para dulcificar la muerte, vos, tu, èl ella, calquiera de nosotros, ante el lecho de quien muere, cercano a nosotros, o apenas un amigo. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarCierto, Carlos
EliminarOtro abrazo.