Como si en verdad aquel olivo, o aquel manzano hubiesen estado siempre ahí, en el mismo sitio. Viendo cómo asoman todas y cada una de las estaciones.
El caso es que aún en el tiempo que duren siempre se renuevan. Como la vida.
Aquel hombre empieza a bajar la persiana de su negocio. Un pequeño local donde se las apaña diariamente para obtener beneficios: frutas de temporada, boniatos, papas, verduras .
Yo contemplo todo eso, hace poco que ando por aquí. Me vine de la ruidosa ciudad, una ciudad que devora por dentro. El caso es que en el fondo me gusta eso. Pero necesitaba un tiempo para mí. Un lugar sin prisas. Los terapeutas recomiendan precisamente un lugar sin prisas, que la mente se mantenga ocupada, si, pero contemplando por ejemplo el interior de la tienda, todo lo que en ella se haya, Oteando aquí y allá.
Aquí estoy bien relativamente. Duermo más. Ando más. Y lo mejor de todo es que los amaneceres son brillantes, Con un sol que envuelve todo. Las montañas se visten de un ocre espectacular.
Quizás me olvide de todo aquí.
¿Me das fuego?
¿Eres tú?
¿Eres?
Pues sí parece un lugar perfecto.
ResponderEliminarCreo que si,
EliminarHola querida amiga, espero todo marche bien para ti. Me alegra volver a leerte. Me quedo con la recomendación de disfrutar sin prisa. Que tengas una bonita semana. Besitos!
ResponderEliminarMi querida Lady todo bien e imagino que tú también. Bonita semana para ti.
EliminarBesitos!!
ASumo que no sólo esos lugares tranquilos, de vida lenta son un buen vividero, sino que se prestan para este ocio creativo de escribir. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarAbrazos Carlos.
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