Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

martes, 9 de septiembre de 2014

La tienda de sombreros




No lo habría hecho deliberadamente por mucho que lo hubiese parecido.No habría pretendido eso, ni siquiera juzgar lo que sus ojos habían visto; era hermoso contemplar lo que había detrás de aquellos cristales y la perfecta y armoniosa decoración. Los sombreros igual que las fuentes en el parque parecieran. Los vestidos vaporosos en las perchas, algunos cobraban vida al mecerse por la brisa que se colaba por las rendijas de los marcos. No, decididamente no habría sido a propósito. Fuera en la acera y hasta la iglesia los pedigüeños pidiendo el pan.  

14 comentarios:

  1. Virginia Wolf, más fuerte de lo que ella pensaba

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  2. A un lado del cristal, la opulencia, al otro, la miseria.
    Por los siglos de los siglos.

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  3. Contrastes de la vida que nos regalas sabiamente.

    Cariños

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  4. Es posible que también quienes compren luego esas telas vaporosas y esos sombreros, sean -en una u otra forma- menesterosos. Solo que ellos no lo saben.
    Abrazos, siempre

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  5. Es emocionante ver la vida a través de tus ojos
    abracitos

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    Respuestas
    1. Gracias Ramón, siempre tan amable. Eres muy buena gente, un abrazo enorme para ti.

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  6. Un saludo y feliz semana, María.
    Bello paisaje .

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