Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

martes, 20 de mayo de 2014

Encajes y muselina




Dijo que le hubiera gustado ver el mar desde la azotea mientras rociaba los lirios con la regadera. Eso dijo, mientras la lluvia de pequeñas estrellas caían igual que meteoritos inundando el parterre...,
El olor del anís y de los buñuelos se alzaba desde la ventana de la cocina, hasta casi terminar los peldaños que llevaban al solario. En la habitación contigua que se hallaba detrás del salón y, vestido de terciopelo rojo el gran ventanal, estaba Inés, metódica, explorando su cajita de costura; sonriente como una niña de grandes trenzas negras.¿Acaso no se puede ver el mar cerrando los ojos? Un mar dentro, un mar dentro..., se dijo.



14 comentarios:

  1. Claro que sí. Cuando medito y cierro los ojos veo el mar con la luna llena.
    Me encantan los detalles de tus relatos. Besitos amore

    ResponderEliminar
  2. "...Un mar desde dentro de un mar..." ¡Precioso!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. mientras en ella estallaban las olas...
    Besos.

    Lindo relato, feliz semana, Aniagua.

    ResponderEliminar
  4. Yo podría decir que sólo veo el mar cuando cierro los ojos y pienso en él. Preciosas letras. Un beso

    ResponderEliminar
  5. Precioso María... Yo también quiero ver el mar y sólo lo intuyo en la distancia.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. Leyéndote,cierro los ojos y no veo el mar,pero una ola se asoma a mis parpados
    abracitos María

    ResponderEliminar

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...