Dijo que le hubiera gustado ver el mar desde la azotea mientras rociaba los lirios con la regadera. Eso dijo, mientras la lluvia de pequeñas estrellas caían igual que meteoritos inundando el parterre...,
El olor del anís y de los buñuelos se alzaba desde la ventana de la cocina, hasta casi terminar los peldaños que llevaban al solario. En la habitación contigua que se hallaba detrás del salón y, vestido de terciopelo rojo el gran ventanal, estaba Inés, metódica, explorando su cajita de costura; sonriente como una niña de grandes trenzas negras.¿Acaso no se puede ver el mar cerrando los ojos? Un mar dentro, un mar dentro..., se dijo.
Claro que sí. Cuando medito y cierro los ojos veo el mar con la luna llena.
ResponderEliminarMe encantan los detalles de tus relatos. Besitos amore
Besitos para ti también amiga linda.
Eliminar"...Un mar desde dentro de un mar..." ¡Precioso!
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que te haya gustado Rafael.
EliminarAbrazos
mientras en ella estallaban las olas...
ResponderEliminarBesos.
Lindo relato, feliz semana, Aniagua.
Gracias Amapola,
EliminarBesos.
Yo podría decir que sólo veo el mar cuando cierro los ojos y pienso en él. Preciosas letras. Un beso
ResponderEliminarGracias Eva..
EliminarBesos.
Precioso María... Yo también quiero ver el mar y sólo lo intuyo en la distancia.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Ana por la visita y agradable comentario
EliminarUn beso.
Es lo que hay...
ResponderEliminarBesos.
Vale...
EliminarBesos.
Leyéndote,cierro los ojos y no veo el mar,pero una ola se asoma a mis parpados
ResponderEliminarabracitos María
Qué sensibilidad, Ramón
EliminarAbracitos de vuelta para ti.