¿Habría proclamado su libertad? Los ovillos de papel caían igual que el agua derramada de una vasija, y el reguero de cada ovillo aumentaba al pasar las horas. De modo que la habitación era entonces un mar, un mar de sentimientos; un mar donde el caos habitaba en la profundidad de ese otro aterrador mundo. ¿Habría deseado entonces eso?, permitir que todo se anegara, desear que su cuerpo se dejara ir intempestivamente entre los ovillos..., probablemente, si.
Quizás por eso era un día de tantos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quizás Rafael...
EliminarUn abrazo siempre.
Probablemente sea así...
ResponderEliminarSi...
EliminarMaría, es un placer literario reencontrarme de nuevo con tu prosa poética y sensible. Un oleaje de sentimientos y de preguntas abiertas. Quizá, si deshacemos los ovillos podamos encontrar las respuestas escritas en su interior.
ResponderEliminarUn abrazo cercano
Un placer que hayas visitado mi casa, Felicidad.
EliminarUn abrazo cercano para ti también.
Precioso María
ResponderEliminarUn saludo
Gracias María eres muy generosa.
EliminarSaludos cordiales.