Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Lluvia

 Los lagos del patio crecieron durante la noche; una explosión de olas nacen en ese océano de agua cristalina y los mirlos sedientos beben, y una niña y una mujer chapotean cogidas de la mano. La niña ríe igual que la mujer, pero cuando llega la noche cada una accede a una puerta diferente, igual que sus sueños...

8 comentarios:

  1. ¡porque la mujer sigue siendo niña Aniagua!

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  2. Bonita imagen la que resulta tras leer tus letras.
    Un abrazo.

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  3. Chapotear...

    Aynsssssssss, que tiempos.

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  4. Me he quedado pensando en "la niña ríe igual que la mujer", no al contrario como suele decirse.
    Hay una velada reflexión, creo yo, sobre la frustración de los sueños, sobre todo de aquellas mujeres que no tuvieron infancia; eran uno de los pilares necesarios para sostener la familia.
    Y cuando uno no ha podido chapotear en su momento, sueña toda su vida con chapotear.

    ¡Muy buena prosa!.
    Saludos.

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    Respuestas
    1. Fanny muchas gracias por tu visita y bello comentario.
      Si, es cierto que hay una reflexión en el texto. La niña y la mujer son la misma persona.
      Gracias otra vez...
      Saludos

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