Cada habitación daba al patio. La cocina también.El patio parecía un huerto de amapolas o de hojas verdes, o una lluvia de jazmines alfombrandolo todo. Antonio pasaba la mayor parte del tiempo, o, mejor, de su vida, solo. La casa la habitaban unas siete u ocho personas, pero a él el silencio y la angustia lo rodeaban cada día, cada noche hasta que se fue. Se paseaba, se mecía, desde la habitación con la puerta verde, hasta el final de la escalinata y rodeaba todo el cimiento que formaban los muros y se recostaba detrás, al lado de las tuneras. Por un ventanuco lo observaba la esposa y le invitaba a la merienda y aparentemente regresaba, pero se quedaba allí, horas. Dormía con los ojos abiertos, con las pesadillas, con todos los horrores , y un martillo golpeaba su cabeza y un llanto que a veces se convertía en un lago, inundaba sus pulmones, y ahogaba sus días. Todo terminó, la casa se fue y ahora queda su rostro sepia, joven, en un retrato, en la pared de otra casa.
se convirtió en uno más de los otros
ResponderEliminarQuizás...
ResponderEliminarSaludos y gracias por la visita
Ojalá haya encontrado sosiego.
ResponderEliminarBesitos amore
Espero que si, querida y bella amiga
EliminarBesitos para ti.
Qué triste tu relato de hoy...
ResponderEliminarSi, amiga...
EliminarBesos
Precisa y preciosa fotografía del tiempo en color sepia.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Marisa...
EliminarOtro beso.
Ufff, impactante relato.
ResponderEliminarParece que estoy allí¡
Un beso,
Enhorabuena. Feliz semana.
Un abrazo.
Gracias Amapola y feliz semana también
EliminarUn abrazo
Lo cuentas como la imagen viva del remordimiento. Quizá haya descansado.
ResponderEliminarEso espero,
EliminarSaludos
Así son los recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu visita, Rafael
EliminarUn abrazo
¿en un cuadro? ¿se sentirá bien?
ResponderEliminarSi Lao hoy es serena quietud en un cuadro sepia.y deseo que descanse tranquilo.
EliminarUn beso,
Curioso que fuera la casa la que al final se marchara, me gustó el detalle.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Miguel por tu visita y comentario
EliminarAbrazos
Creo que quien más, quien menos, tenemos un retrato en sepia: yo tengo dos, mis padres; y uno en color, mi hermano.
ResponderEliminarLas casa se van (hermosa metáfora), pero el recuerdo de nuestros seres queridos jamás nos dejarán.
Conmovedor relato, María.
Un abrazo
Muchas gracias, María José...
EliminarUn abrazo.