Las perlas traslúcidas caen en silencio una detrás de la otra al vacío, y retumban dentro de la talla; entonces un lago cristalino surge anegando el interior. Las hojas verdes que miman la destiladera son caricias de miles de deditos, y la arropan. Clic, clic, se enciende una lumbre en la cocina y huele a potaje que humea liberando efluvios por la chimenea. Justo en ese momento se alza la luz que entra por el ventanal dejando un rastro de amarillo cadmio; pasos y más pasos dejan huellas en los mosaicos de colores, el portalón verde cruje al amanecer y vuelve a crujir al anochecer, cuando la lumbre se apaga y todos los platos y calderos duermen suspendidos en la pared de losa. Todas las estrellas alfombran todos los techos y los pasos se detienen mientras dura el oscuro silencio. Dos lunas aparecen, una sonríe la otra, llora...
Hermosa metáfora, María, aunque me gustaría que la otra luna también sonriese.
ResponderEliminarComo siempre, tu forma de escribir es una suve caricia para los sentidos.
Un abrazo
Muchas gracias María José, muy amable
EliminarUn abrazo
No es raro que aparezcan dos lunas y una sonría y otra llore.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael,
EliminarUn abrazo, siempre
Que bien describes los momentos.
ResponderEliminarGracias Tracy...
EliminarAbrazos
Es precioso, Un abrazo.
ResponderEliminarHaces brillar todas mis estrellas cada vez que vengo a llerte.
Besos.
Gracias. Preciosas letras llenas de un profundo sentir, enhorabuena.
Me alegra que tus estrellas brillen cuando me visitas, Amapola
EliminarGracias y besos
Hola, María.
ResponderEliminarProsa poética y tan dulce que enamoras... ¡Qué bonito texto, hijademicorazón!
Un beso muy grande, artista.
Gracias Towanda! Qué generosa eres...
EliminarOtro beso muy grande escritora!
Me sugiere una casa rural de esas de antaño donde en la tarde-noche reina la calma; demasiada calma, tal vez.
ResponderEliminarTu escritura es suave; agradable de leer.
Un abrazo.
Retazos de mi niñez.Fanny..
EliminarGracias y otro abrazo para ti,