Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Perfume de culantrillo

Las perlas traslúcidas caen en silencio  una detrás de la otra al vacío, y retumban dentro de la talla; entonces un lago cristalino surge anegando el interior. Las hojas verdes que miman la destiladera son caricias de miles de deditos, y la arropan. Clic, clic, se enciende una lumbre en la cocina y huele a potaje que humea liberando efluvios por la chimenea. Justo en ese momento se alza la luz que entra por el ventanal dejando un rastro de amarillo cadmio; pasos y más pasos dejan huellas en los mosaicos de colores, el portalón verde cruje al amanecer y vuelve a crujir al anochecer, cuando la lumbre se apaga y todos los platos y calderos duermen suspendidos en la pared de losa. Todas las estrellas alfombran todos los techos y los pasos se detienen mientras dura el oscuro silencio. Dos lunas aparecen, una sonríe la otra, llora...

12 comentarios:

  1. Hermosa metáfora, María, aunque me gustaría que la otra luna también sonriese.
    Como siempre, tu forma de escribir es una suve caricia para los sentidos.
    Un abrazo

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  2. No es raro que aparezcan dos lunas y una sonría y otra llore.
    Un abrazo.

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  3. Es precioso, Un abrazo.
    Haces brillar todas mis estrellas cada vez que vengo a llerte.
    Besos.

    Gracias. Preciosas letras llenas de un profundo sentir, enhorabuena.

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    1. Me alegra que tus estrellas brillen cuando me visitas, Amapola
      Gracias y besos

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  4. Hola, María.

    Prosa poética y tan dulce que enamoras... ¡Qué bonito texto, hijademicorazón!

    Un beso muy grande, artista.

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    1. Gracias Towanda! Qué generosa eres...
      Otro beso muy grande escritora!

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  5. Me sugiere una casa rural de esas de antaño donde en la tarde-noche reina la calma; demasiada calma, tal vez.
    Tu escritura es suave; agradable de leer.

    Un abrazo.

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