Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

lunes, 15 de noviembre de 2021

El regreso de Naria.




Después de varios días en la barcaza malviviendo, solo con tocinos, arroz, y algo de fruta, Naria regresó a la casa de los abuelos, una casona grande ,majestuosa. De modo que, siquiera tuvo que abrir el portalón , porque se había quedado así desde que se fueron de este mundo.

Anduvo un rato por uno de los salones observando fotografías de cuando eran jóvenes. Se acomodó en uno de los sillones y encendió un cigarro, ser sirvió un bourdon , y permaneció un rato en silencio apurando la cajetilla y el bourdon .

Ese día el Sol iluminaba todo: la entrada y los salones, las habitaciones, y el gran ventanal devoraba toda la luz.

Llegada la noche se duchó y quiso dormir un poco, pero no pudo. Recordó los tiempos en que junto a sus primos y amigos pasaban largo tiempo en la casona.

Gustavo era el chico que la había enamorado, claro que por entonces tenia doce años. No sucedió lo mismo con él.


-Ya tengo novia, le dijo-


Sonrió por ello. Pero no podía conciliar el sueño.

De modo que salió a uno de los balcones y se tumbó en una mecedora. Se quedó por largo rato mirando las estrellas, y ya iba por la segunda cajetilla. Y una nueva botella.


Quiso tocarse, tenía muchas ganas, sobre todo porque Pau, el hombre con quién había estado unos meses atrás le había dejado un buen sabor de boca y de todo.

Lo hizo, lo hizo con verdadero énfasis.


Amaneció en una mañana espléndida. Una mosca revoloteaba por su nariz , eso la despertó.

Se quedó en la casona uno meses, le gustaba vivir allí, los recuerdos llenaban todo.

En el mes de enero, concretamente el cinco, alguien tocó el timbre. Abrió sin saber quién podía ser.


¿Eres tú?


Claro que soy yo-


Se abrazó a él y gritó de alegría.


Estuvieron todo el día haciendo el amor (follando).


Comieron uvas, algo de cordero.


Tengo que irme, dijo Pau.


¿Volveremos a vernos?


No sé, dijo.


Se había quedado sola.


Me queda París, se dijo. (como la película).


Se mordió los labios sabiendo que le esperaba él.


No era Pau, ni mucho menos.



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