Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 5 de junio de 2020

Mujer



Cómo pudo suceder que en ese piélago de estrellas hallara lo bello de su sonrisa, el rojo carmesí de sus labios. Y en el mismo cielo de lo infinito el caminar cadencioso la seda de su piel tumbada en la arena. Ella es Sevilla de luz farolillos en sus hombros morenos, el ser divino de su bondad infinita,
cómo pudo ser de su existencia de aceites perfumados de Azahar, preciosa regala sin medida lo que tiene, el arrebato al danzar, lo alegre, sin medida entre rincones, tiembla Barrio Santa Cruz, Triana, y ríe, ríe donde solo habita luz mariposa blanca libre vuela, vuela. Tango se escucha, rumba, bolero, que por donde pasa no hay patria, manglares, solo manglares de sábanas pa que sueñe del verano las noches,

Peineta traje gitana cuando haga falta, y besos a más dar, que sin pedir nada a cambio es oneroso el corazón suyo...


Brilla Giralda tarde ocre derrama el oro sobre sus hombros desnudos. Qué carita gitana que ni penas ni nada, con ella todo un río se desborda, risas, bondades. Tú si que ere la rosa roja que del pelo se desprende por el Rocío de toda tú...

A María  Díaz; capaz, valiente, serena y alocadamente feliz, muy feliz,

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