miércoles, 17 de junio de 2020

Laberintos




Nadie sabrá jamás lo que en realidad una mente pueda albergar.


Por aquellos días siquiera se habría planteado qué ocurría en ese otro mundo paralelo al suyo al que no quería renunciar; sin embargo, le causaba un gran sufrimiento, a pesar de ser el único lugar en que podía ser feliz,donde cobijaba la infelicidad extrema, la carencia de todo.No saber qué podría hacerla tan vulgar a veces, y otras, débil y desprotegida. 

Las personas debieran escoger con libertad, decir lo que en verdad piensan.


El mar: probablemente el, ir y venir de las olas era un jarabe dulce al paladar. Una puesta de Sol: era un carrusel de cochecitos alrededor de sus pensamientos. Una sonrisa: una merienda con chocolate.

El cabalgar con la yegua, y con tío Chano por la hacienda de D.Román. Tío Chano era el capataz, sin saber que aquellos días fueron el pasado era feliz. Paraba a menudo por aquellas tierras. Alguien desdibujó todo con la punta de las botas, como el cuento del ogro. 
La consciencia es sufrimiento por eso recurría al laberinto. Esperaba algo pero nunca supo.
No saber escoger es trágico, suicida. 





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