sábado, 10 de enero de 2015

Mi princesa griega




El rubio dorado de los tirabuzones pareciera una fuente de agua cristalina iluminada por la luz de sol, las manos blancas y delicadas llevan a Homero, lo llevan con sumo placer, si, realmente es maravilloso contemplar esas suaves manitas llevando letras y letras y troyanos, y, a Homero...,
La merienda ya se ha servido desde hace rato, y la voz de la madre se escapa por toda la casa y por el ancho pasillo hasta llegar a la habitación de la niña; se levanta un muro entre ellas, entre la casa y el habitáculo donde todas las historias están colgadas en sus paredes y donde los libros reposan, algunos en la encimera junto al jarrón de lirios. Ese rostro es algo maravilloso porque sus ojos brillan de tal modo que parecieran verdaderas luciérnagas y frunce el ceño de tal modo, que toma el aspecto de una viejita enfurruñada con los codos clavados al pupitre...,
Delante de la ventana de la casa y de la habitación de la niña, los primos y las primas juegan, y las tías y los tíos debaten éste asunto o aquel asunto. Como quiera que la tarde cae plomiza y gris, como quiera que aquellas voces no dejaran de callar y los primos no dejaran de jugar, ella no se distraería en eso, ella no mostraría interés en lo que pudiera o no pudiera pasar o pudieran decidir..., 

8 comentarios:

  1. Linda princesa centrada en su libro y ajena al mundo exterior. Muy bonito Ani. Un beso.

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  2. La princesa de los cuentos.
    Un abrazo.

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  3. Una viejita enfurruñada, jajajjaa

    Besos.

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  4. Precioso María, me ha encantado la niña ensimismada en su lectura - sin duda Homero es más apetitoso que cualquier merienda. Un abrazo, Gema.

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    1. Me alegro mucho que te haya gustado,

      Otro abrazo para ti Gema.

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