Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

domingo, 23 de junio de 2013

Un mar dentro



Soñaba que surcaba un océano y al final de la tapia, la proa; los albatros enfrente para verle pasar. Al otro lado un grupo de pingüinos aplaudían. En el horizonte despuntaba todas las mañanas un enorme sol y las velas se izaban vestidas de gala, y el mar se abría paso en cada brazada del bergantín; Su pelo enmarañado parecía un racimo de hojas que el viento mecía y  la tupida barba se cubría de espuma y sal marina en cada ráfaga. A las once una partida de dominó, mientras, retiraba cuidadosamente el salitre de su rostro.

10 comentarios:

  1. Hermoso sueño de Proa al Mar, me lo imagino acompañado por el ruido de las olas mezclado con el canto de las sirenas y Neptuno vigilante. ¡saludos Aniagua!

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  2. Un relato salado pero agradable.

    Saludos.

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  3. Todos aquellos que llevan el mar tan adentro les puede la fuerza del viento la bravura del mar y la compañia del sol.
    Salada entrada para el inicio del verano. Gracias por comentar mi micro en La Esfera Cultural, de allí salto hasta aquí ha sido un placer encontrar tu espacio, cuando guestes te invito al mío.
    Saludos desde Tenerife.

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