Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

martes, 14 de diciembre de 2021

Algunas personas.

 

Algunas personas cruzan la calle, otras vienen de frente.

Aquella guagua está repleta de personas, ahora gira a la derecha, 

desaparece al entrar en aquel túnel.



¿Me compra algo?, dice la señora.



-Una limosna por favor, dice Lucas el señor que fue a la guerra y se dejó allá la memoria y el alma.


Ahora cae al asfalto el señor con bermudas, lleva dos bolsas.

¿Le ha pasado algo?, ¿se hizo daño?, dijeron dos señoras.


Tengo el móvil en las manos y entra un Wass: entonces nos vemos a las dos de la tarde en la tasca el Pecado?-

Si, claro.


Pero qué bonitas esas gaviotas aún en la confusión por sobrevolar el centro comercial. ¿Se habrán olvidado del mar?.


-Lleve un numerito señora la suerte está de su parte, dijo Gregorio-


Hay en aquella esquina un perrito, lanudo. Espera a su dueño, o dueña. (sabe que lo premian con alguna golosina).



Lo asombroso es poder observar, quedarse un rato en el mismo lugar.

Oh!, las bienaventuranzas que nos da la vida.


¿Quieres otra copa?.


Claro, todas las que sean y más.


Qué pillina eres-


No, no es cierto, es que vivo ahí dentro, en lo hondo.


Aquel puente es leyenda. Por lo bello y porque en él se han 

dejado ir muchas personas.


Hoy la ciudad huele a naftalinas, será porque es antigua.



Lucas fijate que hoy te llevo conmigo a la tasca. 

Quiero que seas feliz, que se te rompa el corazón de tanta 

alegría.




Se que Lucas me visita casi todos los días, deja flores: Jacintos.

Limpia el porche y reza un Padrenuestro, y un Avemaría.


Lo sé, si. 



 



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