Yo estoy al lado de esas personas que hablan alto y gesticulan mucho en silencio; una sorprendente cascada de palabras, de expresiones que crecen en el interior, y cabalgan a lomos de conexiones neuronales. Un grito, otro grito, enarbolar un bandera de miles de kilómetros de neurotransmisores; yo quiero sentir la toxicidad que produce el humo de miles de lenguas replicando al unísono. A la demagogia la dejo atrás, muy lejos, entonces crezco y mis raíces son fuertes, yo las veo apiladas al margen del río mío, el que nace dentro, caudaloso, influyente, con prestancia. Chirría en mis oídos la parquedad de todo, son falsas columnas que no pueden soportar siquiera lo nimio; derroche, derroche eso quiero, ensuciar mi cuerpo de un amante...
Eso se llama valentía :)
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un saludo :)
Me alegra que te haya gustado .
ResponderEliminarSaludos cordiales y muchas gracias. :)
Tú estás al lado y otros están en el centro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Abrazo para ti también, Rafael. Siempre.
EliminarFinalmente se encuentra lo que uno elige encontrar María....
ResponderEliminarCreo que si, Lao
EliminarAbrazos.
La locuacidad de algunos silencios es impresionante.
ResponderEliminarBesos.
Muy impresionante, Xavi, si.
EliminarBesos.
Genial, como siempre. Besos
ResponderEliminarGracias,. Eva.
ResponderEliminarBesos para ti también.
Cada cual es esclavo de sus palabras si, pero muy dueño de sus silencios. Y cada río, con su caudalosa corriente debe ser capaz de elegir su afluente.
ResponderEliminarBesos siempre
En efecto..
EliminarBesos siempre.
el silencio solo se soluciona abriendo las fauces a la indiferencia: esa sí, esa calla y hiere a las palabras...
ResponderEliminarbesos
Gracias Pilar por pasarte. Bello comentario el tuyo.
ResponderEliminarBesos.
Nada como un silencio locuaz y cómplice.
ResponderEliminarComparto tu sitio junto a todos ellos.
Saludos,
Lu
Gracias Lu.
ResponderEliminarSaludos cordiales.