Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

viernes, 20 de marzo de 2015

El retrato




Cortésmente había posado, no sin su gato, que más que gato parecía una Esfinge. Las patas se aferraban a  la mano de la señora de tal forma, que, ésta, permanecía inmovilizada  hasta que Alterio consintiera. A ambos lados del canal las casas a esas horas reciben la luz del sol y brillan de tal forma que no sería difícil quedarse largo rato contemplando las fachadas que parecieran emerger igual que Isis; la parsimonia de la señora ante el fotógrafo en cierto modo resultaba agradable a la hora de obtener una buena instantánea, ella ofrecía todo aquello que hubiese sido necesario para recrear un buen retrato al más puro estilo clásico. Tenga en cuenta mi nariz, le dijo. Seguramente debió pensar que unos retoques podrían disimular  las facciones muy mucho, ya que no le agradaba en demasía aquel pico de águila entre sus hermosos ojos azules…,
Abacanada, presuntuosa y mal educada la señora Ariel trataba de abstraerse en cada toma pensando en sus quehaceres, y en cada una de ellas un gesto diferente, una postura forzada e irreal, además de tener que soportar las vejaciones de Alterio, sobre todo cuando el felino se orinaba encima del vestido, o de sus vómitos a lo largo de la larga trenza en los momentos en que éste regresaba a casa con la panza llena de ratones, babazorro, le decía con un despectivo movimiento de cabeza al verle regurgitar y relamer. La segunda Venecia quizás, farfulló  el fotógrafo entre dientes mientras intentaba mejorar la imagen de la señora Ariel en cada toma, en cada click, si, realmente es de admirar las casas a un lado y al otro resistiendo el paso del tiempo y en cada una de ellas los ventanales parecen proclamas para que éstas sean admiradas por visitantes y convecinos, sabía que pecaba de ñangotado, pero había que ganarse los cuartos, y ella, la señora Ariel a lo suyo, con el torso recto, con un ritus extremadamente forzado, de modo que el jornal ganado y la señora contenta de ser inmortalizada…,


18 comentarios:

  1. Extrañaba leer tu particular manera de relatar porque tiene sabor a libro con olor a biblioteca ¡saludos Aniagua!

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  2. Me alegra mucho que te guste Lao. Me gusta esa descripción que haces-

    Un abrazo!

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  3. Planos de realidad que convergen. Como la vida misma casi en cada momento.

    Saludos Aniagua

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  4. Se extrañaban tus letras.
    Un abrazo.

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  5. La señora Ariel es Lopillas?

    Ay la que he hecho...

    Besos.

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    Respuestas
    1. Noo que va ,.Lopillas es una hermosa mujer y no tiene los ojos azules.

      Me gusta tu humor.

      Besos.

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  6. (jajja Toro yo no tengo gato y además tengo los ojos violetas)
    La veo amiga, con tu estupenda descripción. Qué significa abacanada?

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  7. Que bien se siente al adentrarse en tus letras. Besos y un abrazo.

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  8. La Ariel, señora de otros mundos, alta mala pinta saca, jejeje

    me encantan tus relatos, Aniagua

    besos

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  9. Como el personaje de Saramago, que odiaba su trabajo pero igualmente lo hacía para continuar "viviendo". En fin, todo sea por el mendrugo de pan en la mesa.

    Saludos

    J.

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  10. Gracias José por pasar y comentar.

    Saludos cordiales.

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