Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Cuando fuimos a la guerra

Ese día decidimos luchar contra el enemigo. Empuñamos las viejas escobas que apenas contaban con algunos penachos; un grito de guerra y nos adentramos en el peligroso bosque, donde miles de ojos nos acechaban.
Nunca supe quien ganó la batalla; a la mañana siguiente cuando desperté, mi madre aguardaba para darme una buena tunda. El abuelo había tenido un ataque de histeria, al ver como su huerto de maíz agonizaba con sus hermosos tallos muertos por el suelo.

12 comentarios:

  1. Con tunda y todo, tiempos felices :)
    Besitos

    ResponderEliminar
  2. ¡cosas de niños! aunque no lo parezca fue con inocencia, despertaron con el castigo. ¡He pasado por cosas como esa amiga Aniagua! ¡Muy divertido! (aunque tal vez no para tu abuelo ¡ja!)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jaja no para mi abuelo no creo que fuese divertido.
      Gracias amigo por pasar y comentar.

      Eliminar
  3. Bueno, pero ganasteis la batalla...

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Seguramente que si porque arrasamos con el maiz..!
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. QUE DIVERTIDO, TRAVESURAS DE NIÑOS QUE ENOJARON OBVIAMENTE AL ABUELO. GRANDES RECUERDOS.
    BESITOS

    ResponderEliminar
  6. Cuentos lindos recuerdos me volvieron al leer esto, muchas gracias.

    ResponderEliminar
  7. ¡Ah... aquellas heridas de guerra que jamás conocerán los niños de hoy! :D

    un abrazo grande, "guerrera"

    ResponderEliminar

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...