Ese día decidimos luchar contra el enemigo. Empuñamos las viejas escobas que apenas contaban con algunos penachos; un grito de guerra y nos adentramos en el peligroso bosque, donde miles de ojos nos acechaban.
Nunca supe quien ganó la batalla; a la mañana siguiente cuando desperté, mi madre aguardaba para darme una buena tunda. El abuelo había tenido un ataque de histeria, al ver como su huerto de maíz agonizaba con sus hermosos tallos muertos por el suelo.
Con tunda y todo, tiempos felices :)
ResponderEliminarBesitos
Si, amiga cierto
EliminarBesititos
¡cosas de niños! aunque no lo parezca fue con inocencia, despertaron con el castigo. ¡He pasado por cosas como esa amiga Aniagua! ¡Muy divertido! (aunque tal vez no para tu abuelo ¡ja!)
ResponderEliminarJaja no para mi abuelo no creo que fuese divertido.
EliminarGracias amigo por pasar y comentar.
Bueno, pero ganasteis la batalla...
ResponderEliminarBesos.
Seguramente que si porque arrasamos con el maiz..!
ResponderEliminarBesos.
QUE DIVERTIDO, TRAVESURAS DE NIÑOS QUE ENOJARON OBVIAMENTE AL ABUELO. GRANDES RECUERDOS.
ResponderEliminarBESITOS
Besitos pa ti también!!
ResponderEliminarCuentos lindos recuerdos me volvieron al leer esto, muchas gracias.
ResponderEliminarGracias por visitarme, amigo
ResponderEliminarSaludos
¡Ah... aquellas heridas de guerra que jamás conocerán los niños de hoy! :D
ResponderEliminarun abrazo grande, "guerrera"
Otro abrazo grandotote para ti preciosa!
ResponderEliminar