viernes, 29 de abril de 2022

Nunca serás el lecho que quise.

 Nunca serás el lecho que quise,


ni serás el arroyo.


Nunca serás el pozo de mis deseos,


ni serás el último beso.


Y quise en tu pecho dormir,


por tenerte una vez  vendí mi alma al diablo.


Y quise de esos ojos tuyos tener la cálida mirada,


más siquiera fue. (El tiempo se cruzó entre dos).


Tú aquí, yo lo que fue, el pasado.


María Gladys Estévez.

martes, 26 de abril de 2022

Las manecillas enamoradas.

 


Recorren el camino y esperan deseosas llegar a la hora en punto  para fundirse en un íntimo abrazo.

Ausencia.


Es la ausencia

lo único

que recuerdo

en lo hondo

No volverán

nunca fueron

hasta siempre

besos siempre



 

lunes, 25 de abril de 2022

El retrato

 



Cortésmente había posado, no sin su gato, que más que gato parecía una Esfinge. Las patas se aferraban a  la mano de la señora de tal forma que, esta permanecía inmovilizada  hasta que Alterio consintiera.


A ambos lados del canal las casas a esas horas reciben la luz del sol y brillan de tal forma que no sería difícil quedarse largo rato contemplando las fachadas que parecieran emerger igual que Isis; la parsimonia de la señora ante el fotógrafo en cierto modo resultaba agradable a la hora de obtener una buena instantánea, ella ofrecía todo aquello que hubiese sido necesario para recrear un buen retrato al más puro estilo clásico. Tenga en cuenta mi nariz, le dijo. Seguramente debió pensar que unos retoques podrían disimular  las facciones muy mucho, ya que no le agradaba en demasía aquel pico de águila entre sus hermosos ojos azules…

Abacanada, presuntuosa y mal educada la señora Ariel trataba de abstraerse en cada toma pensando en sus quehaceres, y en cada una de ellas un gesto diferente, una postura forzada e irreal, además de tener que soportar las vejaciones de Alterio, sobre todo cuando el felino se orinaba encima del vestido, o de sus vómitos a lo largo de la larga trenza en los momentos en que este regresaba a casa con la panza llena de ratones: babazorro le decía con un despectivo movimiento de cabeza al verle regurgitar y relamer. La segunda Venecia quizás, farfulló  el fotógrafo mientras intentaba mejorar la imagen de la señora Ariel en cada toma, en cada click, si, realmente es de admirar las casas a un lado y al otro resistiendo el paso del tiempo y en cada una de ellas los ventanales parecen proclamas para que estas sean admiradas por visitantes y convecinos, sabía que pecaba de ñangotado, pero había que ganarse los cuartos, y ella, la señora Ariel a lo suyo, con el torso recto, con un rictus extremadamente forzado, de modo que el jornal ganado y la señora contenta de ser inmortalizada…




Has sido tú?


Has sido tú?

de ese

lugar

que el tiempo

quiso fastidiar

maldita sea

maldito sea

no pudo ser

no será

pero no olvidaré

el color de su mirada

ni sus manos blancas

ni su pecho perfecto



 

jueves, 21 de abril de 2022

Una cesta de tomates

 



Por la disposición de la cesta pensaría que los tomates estarían listos para servir. Aliñados en platos blancos, con ajo y aceite. La señora Bernarda entraba y salía de la cocina, afanada, con un paño entre las manos, un paño algo sucio, porque quizás no se limitara a dejar en el fuego una sola olla, probablemente habrían tres fuegos lanzando sus llamas al mismo tiempo. Habría un solomillo en uno de los calderos, atado, con precisión, para que no escapara ninguna hebra que desmoronara el redondo aspecto que una vez cocinado llevaría como adorno un ramillete de perejil troceado. Estaría al acecho removiendo de vez en cuando. Y los otros dos fuegos con sus calderos llevarían trozos de boniatos, y en el último: tocino, verduras, hojas verdes…

Detrás, en el patio, un tropel de sábanas pendiendo mecidas por una brisa de aire fresco.

La discreción de Bernarda a la hora de salir y entrar y de vapulear el paño era nula.

En las casas con cocinas grandes y con una gran ventana que da a un patio de naranjos y una fuente, sobran las razones por las que, y en este caso, Bernarda siquiera conocía lo que significaba ser discreta. Naturalmente que no lo era, tres guisos al fuego, y la felicidad en el rostro de ella. ¿Porqué habría de ser discreta? No renunciaría a ese máximo placer, el de entrar en aquella cocina, y recrearse con los útiles: cacerolas redondas, otras algo abolladas, cucharones, y una larga y bella fila de cucharas y tenedores, y cucharillas, y cuchillos. Y su mandil, de un estampado peculiar, un mandil con figuras geométricas unidas en forma de anillos, cada uno de diferente color.




Pavo al horno.


 La ciudad oscura por el manto de la noche se ve desde lo alto, hay luces que brillan en varias direcciones, esas, son las de los abetos iluminados por la Navidad, por los ojos de los niños y por aquellos que dicen que el amor aparece en Navidad. Ese señor dice que no es amigo de esta celebración, que odia los renos, los abetos adornados como si fueran estrellas, o también a los Reyes Magos en enero. Engulle en la mesa rodeado de otras bocas, quizás no es feliz , quizás lo fue , ayer.

Ayer.



 

te vi

con tu melena

al viento

te vi

nacer

ayer

eras

esa niña

esa chica

y después

esa mujer

voluptuosa

con ganas

de todo

he visto

cómo te 

cortaron las alas

y lloré

durante un siglo

hoy te he vuelto

a ver

frente al espejo

y reías

como lo hago

yo ahora

inmortalicé

el momento

eres tan loquita

que eres tú

por eso eres tú





miércoles, 20 de abril de 2022

miércoles, 13 de abril de 2022

Besos de nata.



Un beso

necesito

un beso

de nata

Zumo de naranja.

 Y sin embargo, ese tramo de escalera de nogal parecía que subía al cielo, porque arriba en la otra planta brillaban los focos de las estrellas y la luna cuando llenaba. ¿Un café? , dijo la muchacha bajita, la otra señora leía un cuaderno de textos emborronados que había rescatado de un viejo baúl de su bisabuelo de cuando luchó en el frente con un puñado más de jóvenes muchachos con fusiles y manos temblorosas, y sintiendo el estruendo dentro de sus oídos, jamás volvieron a soñar otra cosa. Había dejado por unos momentos los folios viejos y tomó aquel café que humeaba igual que la chimenea y que saboreó mientras su pensamiento retrotraía algunas de las múltiples imágenes recreadas mientras leía: un muchacho  que apenas podía sujetar su fusil, otro yacía a su lado con el cuerpo aún tibio y algunas lágrimas se habían secado. El oscuro echarpe de la noche cubrió la primera y la segunda planta de la casa y la envolvió de un púrpura con destellos de los últimos rayos del sol. El desayuno del amanecer pintaba igual que un lienzo el porche porque el sol caprichoso adentraba sus dedos en el. Retomó la mujer las páginas amarillentas de otro siglo y esta vez saboreó cada instante con zumo de naranja y una media sonrisa.

lunes, 11 de abril de 2022

Y me preguntas en silencio.


Y me 

preguntas en silencio

que al mirarnos, tú hoy

yo ayer

hubo un milagro de besos

Pues nada más hermoso

que cruzarse

en cualquier camino

y a ciegas amarse

en un baile

perpetuo 

 

Alguien dijo.


 Maldito

sea

el tiempo

a jugar

me invitó

un día

y yo le creí!

jueves, 7 de abril de 2022

Me apuntas con el dedo !maldito acusador…!.

 

No sirve de nada escribir  me temo que he llegado al declive de mi propia existencia...Cada instante me someto voluntariamente querer abandonarlo todo, esta noche presiento malos augurios, algo ronda en el tejado. LLuna se hace luminosa pero no guiña el ojo, solo quiero cerrar el postigo, quedarme de espaldas y dejar que la traición en forma de puñal se hunda en mi carcasa de huesos...




Me han quitado la vida,

me han dejado desnuda… aborrecida por esta injusta sociedad.

Me han abandonado en un mar rabioso y me he ahogado,

Me han sobornado, y dicen que soy una puta de esas que andan en los bares, trasnochada, roída por el tiempo.

Me apuntas con el dedo !maldito acusador…!

Me han cortado las alas, sacado los ojos, y estoy bajo esta tierra maldita cubierta de lodo, y los cementerios se proclaman la cuna de la tierra…

Mis niños del mundo se mueren de hambre,

Cae lluvia sucia sobre sus cabezas..

Mis niños del mundo son asesinados sin piedad alguna,

Me siento la cadena perpetua que asola al mundo,

Mis niños son manoseados por una iglesia que no representa nada,

Porque no hay un dios en la tierra…

Me han perseguido, azotado, destruido mi hogar con bombas inofensivas…

Han tapiado la libertad, han cerrado las puertas a los pedigüeños,

Los he visto gritar de silencio… he dormido a su lado mientras yo dormía…

Mi mundo es indómito el que llevo dentro,

Me siento un simulacro,

Una escena en medio de la nada,

Me destruyeron la esperanza,

Me colocaron en un palco,

Pero me taparon la boca…

El viento ha susurrado la verdad,

Las palomas no son la paz,

El aire huele mal,

La fronda de un bosque no existe en un cuadro,

Solo el maldito asfalto. Cemento con cemento.

Me siento águila

Con las alas rotas,



Es despropósito la inmensa reja de púas,

Ay el amor.

 Este año les  habían puesto uno al lado del otro, él con su sombrero negro de alta copa, ella con un precioso echarpe. Los dos muñecos de nieve pudieron juntar sus labios, pero fue tanta la pasión y el amor que se prodigaban que se derritieron.

Embriaguez.

 Un rUn rostro se asemeja a una medusa de mármol. (pálido, transitado por múltiples ojos

 

Un aria que llegue  la cúpula para que explosione,

 

 igual que el agua en torrente en una catarata de aplausos.

 

Un todo chisporroteando de epigramas,

 

detrás de bambalinas, ella. (ahogando su propio río)

 

 

Me castigué de rodillas en el asfalto


Me castigué

de rodillas

en el asfalto

doblegué

mi espalda

miedo

temor

ansiedad


 

Después el silencio, la rabia.


 

Han llegado las mariposas.


 

miércoles, 6 de abril de 2022

De los placeres.


 

Bessie Smith.

 




¿Y qué me dices de ese sol de mentiras?.


¿Y qué me dices de ese sol de mentiras?

callar

callar

Ella

se

fue

igual

que

la Luna

se esconde

detrás del Sol


 

De los placeres.

 



Sentirse abrazada con un cruce de miradas, resplandece el sol. Supura el deseo…

Jazmines en los tobillos, el velo se desprende y cae a la Baluch roja, el cuerpo se contonea son las ondas de arena del desierto, son pechos dorados que ahora se besan con la suavidad del mejor de los afeites, se desliza la lengua zigzagueando y bordea la areola bronce, un gesto, placer, la alcazaba se cubre del gris plateado de la tarde, rezuman los cuerpos, gota, a gota, el abrasador deseo, brillan los muslos, delicada piel, el roce de las manos de él hasta llegar a la fronda del helecho, huele a azahar. Se agita el cuerpo tendido, vuelve un beso al ombligo donde reposarán las gotas de él como un oloroso perfume. El rags baladi comienza, la pelvis es una serpiente que vibra, acercando aún más los labios, la lengua, susurros, pliegues de piel encontradas y acariciadas, un devenir de dos.

El recreo de sus juegos se ralentiza, palmo, a palmo, un gemido se escapa de ella, otro beso, y otro, y otro, Shhhhhhhh... con la palma de la mano cubre los labios sedosos, sigue la celestial danza, ahora suspiros, ahora gemidos, ambos cuerpos agonizan, se cruzan las piernas, el sudor es la saliva de ambos, cimbrea el ombligo, ese poso de virtudes. Es arrollada, embiste él, y se deja, se deja y aprieta, ya están unidos, se aviva el fuego, los brazos embellecidos de brazaletes se tienden en cruz, y vuelven para rodear el meloso placer de él, embiste, embiste y ella agoniza con él dentro, ahora rasga la baluch sus manos no pueden estar quietas, y no quiere, no quiere. Atenazados, amordazados, llega el clímax, se unen los labios se regalan los placeres, las lenguas, y otro clímax…

martes, 5 de abril de 2022

La Rémora.

 


Una

rémora

parecía

a cada paso

que daba

y seguía ahí

viviendo de ella

alimentándose

de ella

de sus

pertenencias

ahora iría pegada

a su

espalda

y

el sentimiento

que

eso

provocaba

era

subyugante

un castigo

desde

que

vino

a

este

mundo











Autotélica.


Autotélica

¿Qué dijo?

 

Una mirada.

 


El reloj de la iglesia, el parque, aquella tienda que lleva mas de un siglo en pie, con una fachada inmaculada como el primer día. Mariposas que van y vienen, ahora se posan aquí, ahora allá. Jazmines, gladiolos, hibiscos, iris azul, bletillas, un flamboyán con sus flores rojas, ribeteadas de gotas de rocío de la madrugada; un sinfín de olores y colores. Las marquesinas parecen damas elegantes adornadas con variopintos vestidos. Ahora las ardillas se pasean por las ramas del sauce, recorren el tronco y bajan a la fronda. En la hojarasca conviven pequeños insectos: Hormigas, pequeñas arañas; cada cual con sus menesteres. Aquí hay un nido de hormigas, allá las grandes y vaporosas telas de araña se tienden como visillos transparentes a un lado y otro es un divino placer cómo se tejen y emparejan y se extienden a lo largo y ancho de un mundo aún por descubrir, un mundo dentro de otro y otro y otro…

Las caricias de los amantes, silenciosos besos, delicados; se abstraen de fluir del tiempo, de todo lo que acontece, fragmentos de historias en cada portal, en las piedras redondas en las estrechas calles, que se han quedado fundidas y abrazadas al camino. El pequeño lago cubierto de nenúfares es un remanso de paz, un colchón de plumas, inamovible, como si de un lienzo se tratara.

Un brisa benevolente envuelve cada sitio, es un adagio besando ramas, flores, insectos, aquella plaza con mármoles; la tienda, el obelisco que señala un cielo azul pintado de algodones blancos, y entre algunos, una luz púrpura asoma, es el sol que en su rutilante y caprichosa que despierta alargando sus dedos



viernes, 1 de abril de 2022

Soñé mis manos llenas de rosas.


Soñé

mis

manos

llenas 

de rosas

al ver

que ya 

no eran

mis manos

sólo rosas

rojas

de los pétalos

quise

liberarme

más no pude

ni quise

 

Gitanillo de aguas y murtas.


El tropel de pasos aquí y allá, los viandantes, cada cual a sus cosas y de pronto las campanadas de la iglesia, el incienso, el silencio, dentro…

Las cestas de mimbre en manos de las señoras, la fiesta de la huerta.”Bando e la Güerta “ .Una gran expectación. Las calles se glorifican: portadores de banderas a caballo, tradicionales gigantes y cabezudos; música tradicional. El Jardín de la Constitución repleto de jóvenes vitoreando. La tradición de unos hombres y mujeres que aman su tierra…

En ese lado del mercado justo enfrente la sonrisa de un niño, un gitano moreno; un pelo negro como la pez, unos ojos con miríadas de palomas dentro.
Parece un diosito caído del Cielo. Mamá y papá le llevan de la mano. Le miran y sonríen, cómplices. Los ojitos se abren cuando un potrillo pasa justo al lado, se inquieta y ríe con la impronta de los niños, el tirabuzón que mamá peinó antes, ahora se ha soltado, libre, y le cae en la frente, justo en medio. !Gitanillo de mi corazón!, dicen los que le ven. Tan lucido, con zapatitos nuevos, con pantalones de pana, con chaleco de hilos rojos. Ahora repiquetean las campanas, ahora la gente aplaude. !Viva la huerta!, dice el niño, con balbuceos. Le pica la naricilla, le dan caramelos, y una naranja, y llora, llora. La emoción de un niño es una fuente que mana pétalos de rosa, es un río desbordado. Llega la noche. El calor del hogar y el olor de la cocina, y lo vivaz de sus ojitos, y no duerme, porque sueña, el futuro le espera...

Una historia con música.

 Hay lugares con mucho frío, pero esos lugares tienen muchos lagos llenos de cisnes, lagos transparentes, apacibles, como cuando una madre da el pecho a su hijo, mientras ambos se dedican miradas llenas de amor…

Entonces en aquel café suena un violín. Una se queda ahí, escuchando porque por un rato todo fluye: fluyen las voces en susurros y, dicen esto y aquello (´mañana nevará”), dijo alguien. Fluye el vaho de esos susurros. La música del violín se explaya como si grandes dedos delgados alcanzaran tocar los picos de las torres, o el tejado de las buhardillas. El muchacho tiene unas manos blancas y delicadas y sus dedos acarician sus cuerdas de tripa, tan mimado con él que la música se desliza y envuelve todo.

Los sueños se pueden inventar se puede soñar todo, igual que el violinista, que, lejos de las miradas y de los susurros se aparta de todo, porque es tal la magnificencia de él con el mundo sensible que crea sueños, los crea a cada minuto que marca un reloj cualquiera, él es el poderoso soñador, ahora se detiene un momento para cambiar de postura, quizás buscando la comodidad, quizás por realzar más aún las notas que se escapan caprichosas creando un infinito lugar hermoso, como un parterre repleto de flores, de toda clase de flores…

Entonces los nubarrones desaparecen, y un sol espléndido nace allí, en aquella fina línea que separa un mar y un cielo. Las blancas manos, la juventud de su piel, la música que crea, los sueños, sobre todo, los sueños.

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...