¿Y qué decir de esa conversación de la operación púnica?,
mejor asentir con la cabeza, y dejar que fluyan verdades o mentiras, al fin y
al cabo, no era lo importante de aquella reunión. Tampoco habría de tener
importancia si esa señora que se sentaba en la purita esquina, tuviera por
costumbre comerse las uñas, que luego, disimulaba con mitones en sus manos,
sobre todo cuando tenía que asistir a alguna celebración. Debía de haber pasado
mucho calor con ellos puestos, pero la vergüenza podía más, y demostrar a los
demás que tenía los dedos hechos un desastre porque siguiera podía lucir
esmalte, eso para ella era peor que prostituirse. Claro está que no podía
renunciar a esa
enfermedad , esa de comerse una a una todas las uñas de sus
diez dedos.
En unos instantes todo se había convertido en el muro de las
lamentaciones. Realmente parecía eso, un muro enorme de lamentaciones, un
bosque de grises matices, con una mesa enorme en el centro y las personas
alrededor, con sus tazas de té en las manos.
Siquiera importaba que las criaturas que jugaban en el patio
central recurrieran al consuelo a alguna de las madres porque sus rodillas
fustigadas sangraban. Nada de eso tenía relevancia alguna.
¿Tanto tiempo ha pasado? Dijo Diana-
Tanto, tanto, tantísimo, respondió, por la sonrisa de su
boca, era con un tono bastante cínico.
De algo le había servido estudiar en la universidad, creía
ella, claro está, porque para responder mentiras o desviar una respuesta hacia
un lado u otro, no hace falta ser titulado. De modo que con el cigarrillo entre
sus labios volvió a contestar: Tanto, tantísimo…
Leonora tenía cinco niños y Diana no supo ser madre, o bien,
la naturaleza no la proveyó de ese galardón o premio o, milagro. Como quiera
que Diana a eso no le influyera en demasía, ya estaba al tanto de las
reacciones típicas de Leonora.
Todo ese gran acontecimiento en ese bosque gris y alrededor
de la mesa con las tazas de té en las manos y alguna pasta rancia, no era ni
más ni menos, que la reunión de todos los meses, de unas amigas, que un día
posiblemente lo fueron, pero que ahora, cada cual habitaba donde placía y
reaccionaba como tal, y además los sentimientos ya lejanos, ahora se
encontraban en un pozo profundo de iniquidad, egoísmo, y un largo etc..., de
imprudentes mujeres, avariciosas algunas, otras muertas de dolor, y otras
mirando al frente, como si nada hubiera pasado.
En fin, dijo la que portaba el escrito que casi era como un
manifiesto, ya estamos aquí otra vez, celebrando la amistad y que perdure,
amigas…
El chasquido de las copas al brindar se convirtió en un mal
rayo dañino…
Hay demasiadas veces que la palabra amistad no es solamente eso, una mísera palabra.
ResponderEliminarComo siempre, muy bueno.
Besos Siempre.
La amistad se consagra sí, pero se va construyendo día a día.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es verdad Rafael
EliminarAbrazos.
Gracias Gustavo.
ResponderEliminarBesos siempre.
¿Té? Así no hay quien haga amigas jajajja
ResponderEliminarBuenísimo. Ya te he dicho que te admiro?
Muaaaaak
Gracias mi guapa! .Eres un encanto.
ResponderEliminarMuaaaakkkk.