Tendría que explicarse a ella misma la visión que se hallaba ante sí, era significativo, porque nadie más la acompañaba y detrás del muro de hibiscos todo era silencio.
Habría de hacerse las preguntas y de contestarlas en un soliloquio aparente, descartando la más ínfima retórica que sumamente rechazaba por propia convicción, y por la misma causa elegía esto, o aquello. La intuición quizás la proveía de ciertas dotes. Visión o realidad significaban lo mismo en esos instantes en que la gran burbuja acrecentaba su volumen a cada segundo, y al compás del parpadeo de los ojos de la señora.
Los ojos de ella se pegaron a la mole transparente, una de las pestañas irrumpió como si de una flecha se tratara en el globo, y un torrente de agua se derramó surcando la blusa abotonada. Entonces fue cuando halló explicación para dicha visión: La pared mojada por la lluvia torrencial había sido violada y salivaba agua en forma de burbuja.
Guau! Perdón por la simpleza... Fantástica entrada. Noto la amargura en su garganta de burbuja torrencial.
ResponderEliminarBesos siempre.
De simpleza nada, más me siento alocadamente bien al saber que te ha provocado esa emoción.
EliminarBesos siempre.
Bonita impresión la captada en esos momentos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Rafael
EliminarSi esa era su verdad, así sea. Me encanta cuando describes en tus relatos, lo veo como si estuviera allí.
ResponderEliminarBesitos a montones
Me gusta que te guste.
ResponderEliminarBesitos a montones para ti también.