Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

miércoles, 22 de enero de 2020

El reloj que no era de cuco






Eso dijo cuando unas horas antes de entrar en quirófano observó fijamente a la pared donde se hallaba un reloj.

Eso dijo apuntando con el dedo recto y firme y huesudo.

Con la bata rasgada. Debieron ser los ratones en el sótano que por falta de queso engulleron tejido.

Dijo con perversión que ese reloj era un Jesús al revés, dijo que le faltaba la ropa, y dijo que sangraba poco.

Dijo también que podía ser una miseria de humanos pegada a la pared.

Calló luego cuando ya le habían abierto el estómago por si podían salvar su vida.


4 comentarios:

  1. A veces, en los momentos más tensos, hay cosas impredecibles que nos llaman la atención...

    Un beso atemporal.

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  2. me has gustado un blog muy especial saludos desde Miami

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