Rosendo y Eurípides vivían en una
isla con techo y así durante muchos años llegaron a pensar eso. Eran unos niños
de cierta edad y habían jugado mucho, casi siempre con sus pies desnudos y una
camisa para cada uno, roída. Ahora ya llevaban zapatos y otra camisa distinta
para cada uno de los dos, era casi nueva. Les habían enseñado a cepillarse la
boca después de las comidas, les habían dicho que si terminaban sus tareas a
tiempo y si cuidaban de sus cosas les
premiarían a ambos con una gran sorpresa que no tardaría en llegar. Como es
natural, los niños de cierta edad sentían una tremenda curiosidad y deseaban
mucho que llegara ese día,- seguro que es algo envuelto en papel de celofán,
dijo Rosendo- ¡No, no, no!, dijo Eurípides con el ceño fruncido y, con los
churretes del puré en la comisura de sus labios, ya reseco; y es que Eurípides
siempre había rechazado toda clase de regalos envueltos, los odiaba.
Por fin el gran día, y para ese día habían
estrenado una camisa nueva y unos zapatos nuevos. Apareció aquella señora
robusta con un catalejo envuelto en papel celofán en sus manos anchas y entró
en la isla como pedro por su casa y silbó para que los niños de cierta edad se
presentaran en el patio donde había palmeras y geranios y bancos de madera. Eurípides
fue el primero que pudo ver através de
las lentes, pero no le gustó nada y se fue atrás al huerto que tenía la isla y
se quedó allí. Ahora le había llegado el turno a Rosendo, se puso de puntillas,
y cuando pudo ver lo que había dentro del catalejo, grito espantado al ver el
cielo y las estrellas y hasta los dioses del Olimpo y, enseguida se murió de un
infarto. Eurípides vivió muchos años más, pero nunca pudo ver el cielo, ni las
estrellas, ni los dioses del Olimpo.
Casi le fue mejor a Rosendo.
ResponderEliminarMurió antes pero no tuvo que cargar con el nombre de Eurípides toda su vida.
Me gustaría mirar por ese catalejo y por fin saber qué es lo que hay.
Besos.
EliminarClaro que le fue mejor a Rosendo, imagina una isla sin techo y con todo el cielo allá arriba.
Te invito a ello, a mirar por el catalejo.
Besos.
Interesante y divertida historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias siempre Rafael. Eres muy amable.
EliminarUn abrazo para ti también
Maria, a ti y tus seres queridos
ResponderEliminarFelices Pascuas
Festejemos la esperanza !!!!
Cariños
Gracias amiga, qué linda eres
EliminarCariños para ti y los tuyos también