jueves, 18 de julio de 2013

Juntos

A medida que nos aproximábamos las hojas de las puertas con ojos de buey se iban abriendo y un fuerte olor llegó como una cachetada. Cogí su mano acariciándola, bordeando el pulgar cercenado unos años atrás. Cerré los ojos. Papá llegaba a casa y era como ver a Dios; corría sin medida y me prendía al cuello, llenando de besos su rostro. Tras largas horas de incertidumbre, el médico dijo que todo marchaba bien y que podía llevarlo a casa. Ésta vez fue él quien me llenó de besos.

10 comentarios:

  1. hermoso lo que nos cuentas Aniagua. ¡felicidades amiga!!!

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  2. ¿El médico te llenó de besos?... Coñas aparte, durante las largas agonías de mis padres, recuerdo bien sensaciones parecidas. Lo que no puedo recordar es si -en esos instantes, en mi infancia, o durante toda su vida- nos dimos suficientes besos.
    Abracitos

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    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, incluido broma.
      Pues yo recuerdo bien los besos que le di a mi padre,y los que aún le doy y recibo de él...
      Abracitos!!!!!

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  3. Hola Aniagua, buenas tardes,
    que lindo que te ha quedado,
    vengo de leer tres blogs con tristes finales =(
    Tu pequeña entrada ha acabado con un hermoso y feliz final...
    Me ha encantado,
    nos llenas el rostro de recuerdos al leerte.
    (aún no se puede volver atrás en los años, verdad?)

    Un beso y un super abrazo bajo cero
    pinche hemisferio sur! =(

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  4. No Ariel no se puede volver atrás...
    Uf que frío! , aqui es verano hemos tenido mucho calor ahora ha refrescado por los alisios.
    Cuidate mucho,
    Otro beso y otro super abrazo de veintisiete grados.

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  5. Respuestas
    1. Gracias por tu visita Felicidad , es un honor para mi...
      Abrazos

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