sábado, 12 de enero de 2013

Me propongo ser feliz

No pude evitarlo y lo maté. Le había quitado  la vida y me sentía  repugnante por ello.
Me arrepentía una y otra vez, pero seguía ejecutando mis crímenes, que quedaban impunes ante los ojos de los transeúntes.
El crepúsculo me incitaba, llegaban de todos sitios. Odiaba su color y el ruido que hacían.
A Titono no podía cogerle, era muy rápido. Así que una tarde esperé que saliera de su madriguera. Llevaba las botas de scout relucientes. El cuerpo quedó fosilizado en el asfalto. Esa misma noche dejé la Manada de Lobatos. Me propongo ser feliz, me dije.

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