En la azotea tenía plantados preciosos geranios. Si sobraba algún espacio, menta y perejil.
La luz del sol por la ventana al mediodía, se reflejaba en el techo; me quedaba despierta contemplando el carrusel de luces recorriendo la habitación medio en penumbra.
Los martes y miércoles el pastor visitaba la casa, y la oración culminaba las tardes.
No hay día en que no recuerde aquel entrañable hogar. Cierro los ojos y oro, mientras, vuelvo a cerrar la cajita donde conservo su sonrisa.
Que precioso texto, dulce y entrañable.
ResponderEliminarEsos recuerdos son tesoros que cobran vida cuando aparecen detrás de las sonrisas.
Besitos
Preciosas palabras expresando sentires acunados.
ResponderEliminarCariños y buen domingo
Luján , Abuela ciber: Gracias por sus comentarios..le mando un beso enorme
ResponderEliminarProfundos sentimiento en pocas palabras. Intenso.
ResponderEliminarGracias Yolanda..
ResponderEliminarHola, Aniagua.
ResponderEliminarHe visto un doble sentido en esa caja y la "sonrisa" que guarda... Tal vez no he acertado, pero me ha gustado ese doble juego.
Un abrazo.
En cierto modo, podría decir que has acertado, aunque, dejaré "la sonrisa" en la caja..
ResponderEliminarUn abrazo cálido, ya gracias por visitar mi humilde blog
Qué delicadeza... yo quiero una cajita de esas :)
ResponderEliminarabrazos para ti
pd. me encuentro bien querida poeta ¡¡gracias!! mis versos han sido fruto de un simple juego con las palabras en diminutivo :) ¡gracias!
Pues ahi va un beso laaargoo para ti. Mariluz
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