Cada noche, ella, toma su baño en un ceremonioso hacer. Una tina dispuesta y perfumada la espera a la misma hora. El líquido elemento que la ocupa es transparente como el cristal. Su cuerpo dispuesto, se refleja duplicando su esplendor. Extendido, envuelto en velo de cristal, pide ansioso la posesión carnal. Sus suaves manos abrazan la dulce textura, se deslizan buscando el placer del instinto. En el crepúsculo silencioso, la incandescente alcoba, es testigo fiel, de dos cuerpos hermosos que se comen a bocados. Fuera la brisa gélida, se mezcla con la humeante bocanada de la chimenea. Se arropa con fino paño de terciopelo negro y, la fémina se arrodilla en la alfombra turca de finos hilos dorados. Nadie la ha visitado, y, sin embargo cuando la oscuridad ejecuta la luz del sol, retoza acompañada
buena compañia tiene esa dama, solo se mueve en la penumbra de la discreción y en el silencio de la pasión...
ResponderEliminarsaludos
Hermoso, muy muy hermoso. Saludos.
ResponderEliminarmiles de gracias por acariciar nuestros sentidos con tan magna belleza en letras, muchos besinos de esta amiga admiradora que te desea feliz inicio de semana.
ResponderEliminarAbuela frescotona, Darío, Ozna, muchas gracias por visitarme, les envío un sincero abrazo cálido.
ResponderEliminarTambién me gustaría a mi retozar acompañado....,buenas letras,buen pulso al escribirlas.
ResponderEliminarSiempre un placer leerte.
Besos.
sutilmente erótico... muy buenas letras
ResponderEliminarpatxi, Seroma, muchas gracias por leer y me alegra que les haya gustado. Un fuerte abrazo cálido
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