Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

martes, 16 de diciembre de 2014

Las casas que habité hubieron de tener muros de papel y dejarse entrever las muchas historias en el jardín o junto a la fuentecilla y por la vereda y los parterres repletos de geranios que allí se vivieron, pero fue tan correctamente indiscreta la gloriosa y honorable familia, que por más que intento recordar un detalle aquí o allá, seguramente alguno se ha quedado tapiado, y es que es tan terrible nublar los días felices, tanto, como querer ocultar esa luna gigantesca acomodada encima de nuestras cabezas…,

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