Aplausos


Nada más alentador que un aplauso. Pero cuando se repiten por compromiso la vanidad de aquell@s que los reciben se convierte en un monstruo devastador.


María Gladys Estévez.

domingo, 22 de noviembre de 2020

Un lugar donde la sopa es maravillosa


Claro que, el postre es algo increíble, con es guinda en el centro.

Siempre me he preguntado porqué las guindas tienen que ir en el centro de todo. Hasta el mismísimo ombligo.

Pero eso lo dejo para otro día.

¿Porque llevas el pelo recogido?, dijo Lula.


-Pues es que hace dos días que no me lavo el cabello, y lo soluciono así, de ese modo. (de todas formas lo llevaría a su antojo). 

No sé, es un pregunta un tanto absurda, pienso. Es casi como si alguien preguntara si llevas bragas, o no. Algo así.


¿Te dolió?


¿El tatuaje?, le contesté.


Claro, si, eso.


No, no me dolió. 


Otra pregunta tonta, cuando se sabe que molesta un poco, o bastante. Creo que Lula quería charlar un rato y escogió esas dos preguntas burdas.


Si quieres te recojo el viernes para ir un rato al Riz, le dije.

Me contestó que sí, pero que no estaba segura. Creo que nadie está seguro de nada, me dije. En fin.


Toqué en su puerta para recogerla.


Salió con un chándal de color verde pistacho.

¿Pero vas a ir así al Riz?


Me constestó que así estaba bien, cómoda.

 Pensé que dos horas antes yo estaba preparándome concienzudamente. Vestido, maquillaje, un pintalabios rojo. Tacones negros altísimos, perfume...


Bueno, vamos que nos espera buena música y unas copas.


Vale, me dijo. Arranca y acelera a fondo. 

Me quedé pensando lo diferentes que somos los humanos.


En fin, es cosa de cada cual.



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