Preparó el bastidor dejándolo al lado del ojo de buey. De pié frente al espejo comenzó con unos trazos conmemorando la dulzura de un rostro feliz, de unos ojos brillantes llenos de sueños. El rojo carmesí surcó el lienzo dejando un aspecto demacrado, con una lluvia de lágrimas. El negro cubrió la cuenca de sus ojos. Prefirió verse sentada en una silla, vacía.
domingo, 10 de marzo de 2013
viernes, 8 de marzo de 2013
El río que le dio la mano
Lo bordeó a lo largo deseando igualarse con él. Entonces durmió para siempre en el arenoso fondo.
miércoles, 6 de marzo de 2013
lunes, 4 de marzo de 2013
Esos aires ésta noche
Ese remolino de viento desata sus dedos y
se cuela, se adentra en medio de mis silencios,
justo en el momento que me disponía llamar a los muertos,
que hace tiempo han masticado la vida, la misma que continúo.
Ese remolino inquieto que atrevido susurra a mi lado los mimos de los amantes,
los besos de labio a labio,
y se me escapa entonces una lágrima igual que la de la noche anterior.
Ese remolino ahora más fuerte con un silbido agudo cerca de mis oídos,
deja el almizcle untuoso que trae desde lejos, cuando la corriente empuja.
Esos aires,
los mismos que desvelan mis horas ésta noche..
jueves, 28 de febrero de 2013
Me bajé un rato
Ya no me acordaba lo que sentía al pisar la tierra húmeda. Bajé ayer un rato, descalza, como siempre. Lloré como una niña.
miércoles, 13 de febrero de 2013
La sonrisa de mi morena
En los veranos nos repartíamos unos helados para mitigar el calor. Ella acudía como una niña para pedir el suyo. Los martes tocaba sesión de peluquería y quedaba extasiada mientras le hacíamos una larga trenza, que terminaba en un rodete adornado con un lazo azul.
Todo lo que tenía ocupaba los dos cajones de la mesilla de noche y en un hueco de la pared un retrato de juventud con Ismael, su novio.
Era feliz en un mundo interior lejano del nuestro, envuelto en recuerdos y vivencias de una época en que las horas se vivían dejando las huellas enterradas en las tierras arrendadas y una limonada al caer la tarde era un exquisito manjar.
Había crecido con el aroma de los laureles, con el sabor del guarapo. Con ese cielo limpio y lleno de estrellas, que ahora extrañaba.
Deambulaba por la casa de arriba abajo. Con la escoba, deslizando sin recuerdos el manejo de sus manos.
Las naranjas de la china adornaban la lacena cada navidad. Ella las colocaba en la mesa convirtiendo en un lienzo el mantel bordado, cuando se fue, quedó dormida en sus sábanas blancas y sueños olvidados.
sábado, 9 de febrero de 2013
Mientras preparaba té
Mientras preparaba té, yo no podía dejar de mirarla. Fuera, el viento, zumbaba mezclado con las partículas de polvo amarillo que se colaban por los huecos y rendijas de la jaima. Esa noche desee que su pozo fuera mi oasis y poder beber su fuente. Tuvimos que acostarnos temprano. El viaje de vuelta a casa sería largo, así que nos acomodamos todas las chicas lo mejor posible y cantamos en coro para el padre Juan.
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