jueves, 15 de enero de 2015
Los sueños se acuestan todas las noches en cada lecho de cada persona; diría yo que pudieran ser ellos los verdaderos amantes, los que acarician cada mechón, los que dibujan una sonrisa en los labios; los que abrazan el cuerpo dormido sin lastimar siquiera un ápice de la piel; por lo tanto cuando todo se esfume igual que ese humo de esa chimenea, el amante quedará siempre fiel, justo al lado...,
martes, 13 de enero de 2015
De un momento a otro puede surgir esa pasión, esa irresistible e incontenible atracción hacia los deseos que se esconden con cierta socarronería; de modo que la posible invención para contrarrestar pasiones humanas se convierte muy a menudo en un cinismo, que sin ser conscientes quizás brota por la comisura de los labios con una leve sonrisa; por lo tanto pudiera ser que hasta el mas nimio resquicio de querer ahogar todo ese lago ardiente puede quedar en evidencia ante las miles de miríadas en cualquier plaza o mercado…,
sábado, 10 de enero de 2015
Mi princesa griega
El rubio dorado de los tirabuzones pareciera una fuente de agua cristalina iluminada por la luz de sol, las manos blancas y delicadas llevan a Homero, lo llevan con sumo placer, si, realmente es maravilloso contemplar esas suaves manitas llevando letras y letras y troyanos, y, a Homero...,
La merienda ya se ha servido desde hace rato, y la voz de la madre se escapa por toda la casa y por el ancho pasillo hasta llegar a la habitación de la niña; se levanta un muro entre ellas, entre la casa y el habitáculo donde todas las historias están colgadas en sus paredes y donde los libros reposan, algunos en la encimera junto al jarrón de lirios. Ese rostro es algo maravilloso porque sus ojos brillan de tal modo que parecieran verdaderas luciérnagas y frunce el ceño de tal modo, que toma el aspecto de una viejita enfurruñada con los codos clavados al pupitre...,
Delante de la ventana de la casa y de la habitación de la niña, los primos y las primas juegan, y las tías y los tíos debaten éste asunto o aquel asunto. Como quiera que la tarde cae plomiza y gris, como quiera que aquellas voces no dejaran de callar y los primos no dejaran de jugar, ella no se distraería en eso, ella no mostraría interés en lo que pudiera o no pudiera pasar o pudieran decidir...,
viernes, 9 de enero de 2015
Tuvo que morderse los labios por no gritar alto la injusta ley que algunos hombres habían dejado en cada esquina de cada calle; en esos momentos se habría arrepentido mil veces por ello, pero, el esnobismo y la consciencia de clase pesaba sobre los hombros de tal modo, que la cobardía escudriñó todo lo que le podía haber quedado de dignidad…,
lunes, 5 de enero de 2015
De cómo comerse el mundo
Me como el mundo, me lo
como con pan y su miga, se dijo. Por aquel entonces no habría nada ni nadie que
pudiera atreverse a contradecir, no por el timbre de su voz, no por su dedo
alzado al viento, en medio de la parra y del aljibe, el que osara contradecir
estaba perdido, porque era tal su convencimiento, que hasta las ranas dejaban
de croar, los sauces no movían un ápice de sus ramas, los mirlos y los cuervos
se quedaban paralizados, como si fuesen de cera.
Tal convencimiento en
mayor parte se debía a su edad, mozuelo era por entonces Anatoli, por lo
tanto debió tener toda la razón del mundo, si, realmente ese era el principal y
casi único motivo. Y ese otro motivo que le empujaba a descubrir el mundo más
allá de lo que abarcaba el grupo de casas de teja y de la iglesia y del
ayuntamiento y de la escuela y para agrandar un poco más el lugar, más allá del
pozo de agua que abastecía a los lugareños y a las bestias, no era otro que un
profundo interés que tenía por marcharse de su pueblo natal, y cruzar la
frontera y hacerse hombre y la idea de que algún día poseería algo suyo, algo
grande, por supuesto no sería una fábrica de puros, odiaba el tabaco, pero la
idea de comerse el mundo no paraba de rondar en su cabeza alfombrada de un basto
pelo negro. Anatoli también presumía de llevar un conspicuo mostacho
negro como la pez; entre la nariz y el labio superior se pertrecha todo un
monte de galantería, que, cuando la nieve caía copiosamente parecía más que un
mostacho, un merengue.
De modo que la idea más
sugerente, la que más lo empujaba a descubrir ese otro mundo detrás de las
grandes colinas y de las grandes montañas picudas, no era otra que, poder tener
una tienda de música repleta de clarinetes, violines, violas y pianos negros y
blancos. Soñaba que el mismo deleitaba a quienes pasaran por delante del amplio
escaparate, y que, irremediablemente entrarían y se sentarían en los sillones
de cuero rojo y negro.
Anatoli se pudo comer el
mundo, todo entero, recorrió casi todos los caminos, unas veces a pié, otras en
tren, pero lo que más le hizo feliz no fue la tienda de música, que nunca llegó
a tener, fue todo lo que pudo escribir en su cuaderno de notas mientras
recorría la India o Europa o de sobrevolar los Alpes desde el avión
de Crusoe, un hombre que conoció en alguna parte de Europa, porque fueron
tantos los amigos, que ya no atinaba recordar de donde provenían.
Luego entonces Anatoli
se comió el mundo entero, llenó miles de notas con todo lo que sus ojos
pudieron ver, y con todas las historias que pudo vivir y con todo lo que él
aprendió, con todas las mujeres que amó.
Seguramente la manera de
comerse el mundo sea otra, pero Anatoli lo degustó sobremanera llenado folios y
folios de mucha sapiencia, una espléndida bitácora expuesta en el museo
Hermitage.
domingo, 4 de enero de 2015
viernes, 2 de enero de 2015
Eso mismo le había dicho ella, si, le había repetido hasta la saciedad que nada sería para siempre. Hizo caso omiso, se tapó los oídos, se los había tapado unas vez más...,
El camino lleno de almendros a ambos lados seguía ahí, igual que un retrato, igual que la casona del cerro, erguida como un guerrero. Deberías saberlo, le dijo- deberías saber que algún día la casa desaparecerá de la faz de la tierra y, el camino se diluirá con alguna tormenta de arena venida del mismísimo desierto.
Eso hizo que se tapara mas y mas ambos oídos, eso hizo que huyera de su lado.
Ella aterrizó en la tierra del jardín y posó su cara como si fuera una mariposa que necesita descansar..., ¿Cómo podría aceptar la realidad?, se preguntó. Entonces escuchó una vez más esas palabras, las escuchó en su cabeza mientras se mantenía unida a la tierra dorada. Desaparecerían el camino de almendros y la casa... todo sería una quimera, se dijo...,
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Ballade pour Sophie
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Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...