martes, 11 de junio de 2013

Girar el timón y cambiar de rumbo


Girar el timón y cambiar de rumbo,
acercarse al espejo, traspasar,
y que no haya más perdigones en el pecho,
que no se claven carámbanos.
Girar el timón y cambiar de rumbo,
llegar a otra colina y que brille más ese ocre luminoso,
 o,  ese mar de nubes con la bruma de un atardecer.
Girar el timón para cambiar el rumbo,y
  doblar la esquina, escapar,
huir…ser valiente o cobarde, llanto, llorar, llanto…

Amor

Sólo necesito asirme a un pedacito  de tu corazón, para sentirme en un cielo diferente.

sábado, 8 de junio de 2013

Suave, suave


Maravilloso momento cuando afinas y tensas con tus manos de pianista. Entonces las sonatas se escapan de dentro, donde habito.

jueves, 6 de junio de 2013

Saxófono


Siento igual que tú    cuando me  acaricias  y saboreas la boquilla; tu cabeza ladeada y tus ojos cerrados y entonces  percibo la calidez de las notas que salen libres. Me siento otro karma  cuando me quedo contigo, a solas.  Humedeces  los labios, respiras hondo y te llevas el cielo lleno de acordes, de esos acordes tuyos, que  también son los míos. Tu espalda ligeramente encorvada se acomoda y un soliloquio   envuelve con mimo las letras lastimeras. Esos dedos me recorren como dulces besos,  ésta noche, en San Francisco.

miércoles, 5 de junio de 2013

Lamento


Cae la tarde, a contra luz aún se ve el ocre del sol que desaparece para dejarse caer al otro lado del mundo. El quicio de la ventana me ofrece una mano y apoyo mi brazo;  el drago se yergue igual que una pirámide, permanece estático envuelto en anillos que el tiempo talla, y que revela que ha observado casi todas las estrellas y casi todos los amaneceres. Sus finas hojas se bambolean y parecen miles de aplausos;   el susurro del aire penetra en un vórtice turbulento acariciando la bella escultura. Dos gatos se pasean en la yerba en un sonoro ronroneo, terminan alejándose cuando comprueban que la cena no está en ese lugar.
Una fina capa de lluvia esparce gotas de ámbar y en cada una de ellas, todas las lágrimas que  tiene el cielo. Rezuma el almizcle de las rosas, de los lirios y poco a poco avanza la oscuridad y  se recuesta sobre el inmenso piélago de estrellas.
Un portazo espanta algunos mirlos que hubieran pasado la madrugada en la copa del drago y ese mismo estruendo retumba en mi cabeza igual que una daga cuando se clava en el corazón, y vuelve entonces la escena que me hace agonizar una muerte lenta de sentimientos. El monstruo negro abre sus fauces y vomita todo lo que temo, lo que inquieta mis largas horas de hastío, de soledad. Es una muerte lenta que traspasa mi pecho miles de lanzas frías como carámbanos.


martes, 4 de junio de 2013

Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...