jueves, 8 de marzo de 2018

Ridículo




Pero mi corazón está roto, y no sé porqué…


Las cuadras donde los caballos ya no están,



se desdibujaron hace tiempo…



Quise vaciarme de todo, lo quise.



Asustada y descaradamente hubiera perdido mis 

alas.


No las quiero, no quiero volar… quiero caminar y 


trotar,



Caminar entre lechos ambulantes..


Caminar cualquier calle empapada de la lluvia,


Descoserme… dejar que salga lo loca de mí…



Mi rincón no es auténtico… Eso no vale!!


miércoles, 7 de marzo de 2018

Te has olvidado las gafas





Se preguntó años después si aquellas imágenes de colores reflejadas en el techo de la habitación fueron una visión de niña, o por ende eran algo real.
Porque cuando una es una niña el mundo se ve de forma diferente.
Un patio de geranios y helechos era una selva.
Un huerto era un territorio enorme, como si allí hubiera una civilización entera: Hormigas, panales de abejas donde vivían los poderosos, y hasta un flota de barcos de papel, que surcaban cada día la tierra mojada, con sus lagos y sus ríos…
Se había preguntado también si la abuela había venido de algún sitio especial, un lugar donde habitaban las mariposas blancas, y radiantes, o pintadas de azul, o, un ocre, de ese ocre que se alza en el horizonte, cuando el Sol quiere despuntar. Porque, era tan bonita; tenía una trenza alrededor de la cabeza, una trenza negra como la pez. Unos ojos verdes oliva, y la sonrisa, la sonrisa, un pequeño trozo de pan con aceite y miel bordando sus labios. Era una diosa.
Pero aquella habitación solariega expuesta al mundo era única. Los sueños se vivían de día y no de noche. Un día, inesperadamente, el techo se llenó de manchas de colores, como cuando alguien se dispone a pintar un lienzo.
Las manchas se diluían y difuminaban a medida que pasaban los minutos, era un espectáculo grandioso ver todo eso desde la cama de sábanas bordadas, una perceptiva perfecta.
De modo que, el amarillo más rojo resultaba naranja.
El azul con el rojo resultaba violeta.
Amarillo y verde, verde pistacho. Y así sucesivamente. Con lo cual una fuente luminosa emergía y explosionaba rompiendo esquemas, explosionaba tan gratuitamente, que cualquiera que estuviera admirando ese fantástico regalo, se quedaba paralizado, con la boca abierta y los ojos zigzagueando una esquina, otra esquina, y otra.. tratando de grabar todo sin dejar escapar nada que no estuviera oculto en el techo.
También se preguntó donde habrían ido a parar aquellas gafas chiquitas que se quedaron en la mesita de noche el día en que la abuela se fue de este mundo y de aquella habitación mágica...











sábado, 3 de marzo de 2018

Ayer



Se hubiera quedado toda la vida en el mismo lugar. Una pequeña campiña rodeada de huertas y muros de piedras que limitaban unas, de otras, y hermosos tizones en cada hueco, oteando, por si alguna miga impregnada de mantequilla se desprendiera y cayera justo al lado, en el camino de piedras ovaladas.

La casa desdentada se hallaba así muchos años, alguien dejó de vestirla. Pero tenía un magnetismo especial, verla así, provocaba entrar en ella y recorrer una sala amplia y vacía de nada, el suelo de tierra. Una escalera llevaba a la parte superior y cuando anochecía se podía ver hasta las estrellas, porque le faltaba el techo, solo un pequeño saliente, que seguramente se había preparado para convertirse en un balcón amplio, y enfrente la montaña, ahora llena de mordizcos.
 (Qué pena, dijo alguien).
En aquellos tiempos la ropa se tendía al sol un rato en las redondas piedras volcánicas, sobre todo las sábanas, que blancas e impolutas volvían a las camas. Abrigando sueños y arropando caricias y desvelos.

A veces el aceite con azúcar sustituía a la mantequilla, pero de ningún modo habría de ser menos apetitoso aquel bocadillo que tanto gustaba saborear mientras los pies desnudos recorrían cada tramo hasta llegar a una pequeña cima llena de higueras. (Son dulces como tú. le dijo refiriéndose a los jugosos higos de leche)

Pasó página. Apagó la luz de la mesilla de noche, pero quedó ese regusto de recuerdos ya lejanos, pero muy presentes...


lunes, 26 de febrero de 2018

Tú eres


El violín resuena más alto que nunca. Se hace eco en todos los rincones, en cada bosque pintado de azul, en lo alto de los tejados, en aquel barco que ahora iza las velas, que parecen alas de ángeles… Llora, ríe, las cuerdas se afinan solas. Ahora un estruendo se oye, es una danza del diablo, o una danza de dios, o de  krishna
Qué hermoso verlo ahí con sus manos jóvenes y blancas, ante la ventana abierta, sin cerrojos, sin vidrios, si, !él es intrépido!, y apenas si se puede ver bien el recorrido de sus dedos en las cuerdas porque es veloz, tanto como un meteoro . Es el el David de Miguel Ángel Buonarroti. !Es perfecto! !Es hermoso! Es de los mundos de los dioses, es una leyenda viva, una perfecta combinación entre un hombre y un genio. Es un todo. Mayestático permanece como si se fusionara con la música que sale en jirones, trastabillando, queriendo escapar de lo rutinario, de lo absurdo, de un mundo que aburre: Ignorancia, torpeza. Una sociedad que no esculpe, !solo fustiga!
!Do. Re. Mi. Fa. Sol. La. Si. Do. Re.! Ahora más impetuoso, ahora más suave… Precisión, astucia, benevolencia, humildad, envuelven la estancia, es el sabor y el olor que impregna todo, como cuando las magnolias, las lilas, en un remoto jardín de dentro…
Perfecto, si! El mundo se ha iluminado! .


sábado, 24 de febrero de 2018

Sonata



Es indiscutible que el sol fue la causa por la cual se había despertado tan repentinamente, o quizás no. 

Una pesadilla alcanzó la hora de la madrugada y se deslizó por entre las sábanas de hilo y arrancó un sueño que prometía ser calmo, como el mar, cuando dormita plàcidamente bajo el cielo..

Lo probable sería que permaneciera en vigilia hasta el amanecer, dependiendo de cómo habría sido ese sueño perturbador. 

Tambièn pudo haber sido, la sensación de vacío que le produjo cuando se acabaron los besos, besos que recorrieron toda la piel. Besos dulces. El amor sin ser amor, puede ser igualmente hermoso.. la pasión o la atraccción es igualmente valorada, es como cuando una ventana se abre y una brisa entra sin permiso y recorre todo, hasta detrás de las orejas...

Sin embargo, nada de eso habría sucedido: Los rayos del sol. La pesadilla.Siquiera alcanzar la piel que se hallaba al otro lado. 

Pero quedó un amargor, un hueco inesperado...

 

viernes, 23 de febrero de 2018

Me hablo



No me gustan los olivos no me dicen nada..

Escucha niña viejita, que ayer fuiste mayor, 

quedate atenta al discurrir de esas hojas abatidas por el viento,

hablarán, hablarán, y tú escucharás, pero no ahora... 

cuando te llegue el momento de volver.

Los olivos son sangre de la tierra,

son el extremo de la vida, en el mismo borde filoso (donde tú te hallas)




miércoles, 7 de febrero de 2018

Hieres



Creo que nací desolada de todo, como si un todo fuese algo. Quizás no había llegado la hora en que pude ver la luz insensata, que a veces quema, mis ojos. Ellos fueron a la guerra y volvieron, eran jóvenes niños que lloraban por las noches frías de huesos helados y tempestades de obuses estallando sobre sus hombros.

¿Porqué no puedo pensar otra cosa, que no sea quien soy?. Tengo las manos atadas. No puedo retener lo que amo. Como si en verdad un absurdo maleficio se hubiera posado sobre mi cabeza. Un maleficio con ganas de arrebatar mis pensamientos. Lo que amo. 

Como si fuera una espectadora amordazada, que ríe y grita, y se carcajea. Pero despoblada de lo que amo.

Yo hubiera preferido ir a frente, como esos jóvenes, y así no tener que pensar más que en obuses, obuses...

Pero crecí, pero fui madre. Pero me queda saber la verdad. 

Se me clava un puñal, hoy, y otro día también... sangro abundantemente. Sin que nadie perciba eso.

No quiero parecer tan desproporcionada que soy ante todo. No puedo alejarme de mi pozo hambriento, porque la raíces no son lo suficientemente fuertes como para asirme y salir al trote. 

Es difícil eso, salir al deslumbrante lago. Y cubrir el rostro con un sombrero de tanta luz. 

Ella dijo: Ser señorita. Ser buena. 

Ellos dijeron: Está loca. 

Él dijo: Aquí te quiero una señora seria, una señora sin pájaros en la cabeza. 

Me he sentido undida en el barro. Tantas veces. Qué desolador es ver que me robaron los churretes en la cara, que me quitaron el columpio. Y las amigdalas, como si hubieran violado todo mi cuerpo.

Es verdaderamente escaso de inspiración cuando me despierto cada día y no me veo, porque el espejo me ha olvidado. Yo quería ser no más que un ser vivo sin riendas, y con mucho miedo, pero sin riendas.

Y si me paro a mirar, es un tiovivo, y aquel caballito era el mio, el azul. Es un recuerdo que no para de dar vueltas, como cuando en la hierba, mirando al cielo y cambiando el sentido y la orientación, con el leve movimiento de un cuerpo pequeño y feliz.  



 



Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...