domingo, 11 de marzo de 2018

Mientras no estabas




Yo me descalzé antes....

Yo besé la copa de sangre y me bebí tu río...

Antes de todo... antes de ti.. 

Sintiendo que estabas, aún en la irrealidad de las luces y los gozos... 

Aún en una sombra lejana y difuminada...

Até mi beso a un clavo ardiendo... bebida del todo..

Me fui desbordada una y otra vez.. alcancé la muerte de imperiosos orgasmos.

Me defino de piel y huesos.. me defino sola corriendo en la noche sin esquinas.


Anotaciones



Ha llegado a la estación y sin embargo no se escucha sonido alguno. Como si en verdad se recreara una obra corta sin palabras, sin ruidos.

Lleva un cansancio de mochila. Lleva un tiempo de camino, deanbulando por entre esquinas y clavandose esquirlas y rompiéndose las medias de rejilla. 

Han pasado horas de siglos infinitos. Jadea en la habitación de ayer, mueve las caderas porque le gusta sentir y vuelve y más movimiento y más besos. Ahora gotea sangre...


 

viernes, 9 de marzo de 2018

Hilvanes


Rojo.

Yo, tu miseria. ¿Porqué me asusto?.

Siquiera contemplar he podido un rojo amanecer.

Mendiga de mí, yo tu miseria. Cuando bien me decías, vuelve…





Entrar en una habitación.

Es tan generoso que hayan aplausos, aunque sean de plástico.

Agradecer, agradecer.. se suele decir.

Pero mis noches son tan silenciosas de gritos,

mis labios se quedan apretados, siquiera una brizna de algo puede entrar.






Nada se olvida si no se quiere.

Sin embargo, se quedó en mi memoria el patio de geranios,

todos en latas y la luz brilla cuando son apenas rozados por algún rayo de Sol.

Y su bigote negro como la pez, sus ojos de colores. Su gruñir después de la guerra.

Su partida maldita como se destierra la basura...





Gusano

Sonaba como música de piano, de ángeles, pero eran demonios,

solo sombras y mentiras. Ya me fui de ese nadar entre cuchillos...






A mi hermana

Te sueño amarrada a tus pesadillas,

Te castraron la vida, te cercaron los puños,

con hilos de evidencia falta de respeto...


Grasa

Tengo problemas, sobre todo por la talla de las camisas,

Tengo tobillos gruesos. Pero he comido la Luna casi entera...

No se asusten pajaritos. El lobo no soy yo.






Hijo

No se puede decir que el amor para ti, de mi, es inexplorado,

No se puede decir que el amor para ti, de mi, se pueda dibujar.

Tú eres mi consciencia. Tú perteneces al gran mundo de tu interior.

Y te amo tanto, como se pueda amar algo intangible…







Casi al alcance


Una cuna para los Polluelos. Mil cunas. Dos mil cunas…

Que el mar desaparezca. Olas y olas asesinas…







Sangre

Si te disgustas con el mundo y su flora y sus gentes,
pero no con sus animales. Salvaron la atroz barbarie del hombre…





La estatua

Hierática. Con el frío del invierno. Pero no tiene boca. Ni manos.

Ha muerto hace mucho...


jueves, 8 de marzo de 2018

Ya no cuentan lo que puede significar bombardeo



Los domingos se reùnen toda la semana,

Hay copas y tazas de café todos los días,

hay habladurías... 

Cuchillos en la espalda..

Y luego pueden decir-te ,

que eres egoista y pelandrusca,

si hablas alto y claro, con un cigarro y una copa llena ...



Ridículo




Pero mi corazón está roto, y no sé porqué…


Las cuadras donde los caballos ya no están,



se desdibujaron hace tiempo…



Quise vaciarme de todo, lo quise.



Asustada y descaradamente hubiera perdido mis 

alas.


No las quiero, no quiero volar… quiero caminar y 


trotar,



Caminar entre lechos ambulantes..


Caminar cualquier calle empapada de la lluvia,


Descoserme… dejar que salga lo loca de mí…



Mi rincón no es auténtico… Eso no vale!!


miércoles, 7 de marzo de 2018

Te has olvidado las gafas





Se preguntó años después si aquellas imágenes de colores reflejadas en el techo de la habitación fueron una visión de niña, o por ende eran algo real.
Porque cuando una es una niña el mundo se ve de forma diferente.
Un patio de geranios y helechos era una selva.
Un huerto era un territorio enorme, como si allí hubiera una civilización entera: Hormigas, panales de abejas donde vivían los poderosos, y hasta un flota de barcos de papel, que surcaban cada día la tierra mojada, con sus lagos y sus ríos…
Se había preguntado también si la abuela había venido de algún sitio especial, un lugar donde habitaban las mariposas blancas, y radiantes, o pintadas de azul, o, un ocre, de ese ocre que se alza en el horizonte, cuando el Sol quiere despuntar. Porque, era tan bonita; tenía una trenza alrededor de la cabeza, una trenza negra como la pez. Unos ojos verdes oliva, y la sonrisa, la sonrisa, un pequeño trozo de pan con aceite y miel bordando sus labios. Era una diosa.
Pero aquella habitación solariega expuesta al mundo era única. Los sueños se vivían de día y no de noche. Un día, inesperadamente, el techo se llenó de manchas de colores, como cuando alguien se dispone a pintar un lienzo.
Las manchas se diluían y difuminaban a medida que pasaban los minutos, era un espectáculo grandioso ver todo eso desde la cama de sábanas bordadas, una perceptiva perfecta.
De modo que, el amarillo más rojo resultaba naranja.
El azul con el rojo resultaba violeta.
Amarillo y verde, verde pistacho. Y así sucesivamente. Con lo cual una fuente luminosa emergía y explosionaba rompiendo esquemas, explosionaba tan gratuitamente, que cualquiera que estuviera admirando ese fantástico regalo, se quedaba paralizado, con la boca abierta y los ojos zigzagueando una esquina, otra esquina, y otra.. tratando de grabar todo sin dejar escapar nada que no estuviera oculto en el techo.
También se preguntó donde habrían ido a parar aquellas gafas chiquitas que se quedaron en la mesita de noche el día en que la abuela se fue de este mundo y de aquella habitación mágica...











sábado, 3 de marzo de 2018

Ayer



Se hubiera quedado toda la vida en el mismo lugar. Una pequeña campiña rodeada de huertas y muros de piedras que limitaban unas, de otras, y hermosos tizones en cada hueco, oteando, por si alguna miga impregnada de mantequilla se desprendiera y cayera justo al lado, en el camino de piedras ovaladas.

La casa desdentada se hallaba así muchos años, alguien dejó de vestirla. Pero tenía un magnetismo especial, verla así, provocaba entrar en ella y recorrer una sala amplia y vacía de nada, el suelo de tierra. Una escalera llevaba a la parte superior y cuando anochecía se podía ver hasta las estrellas, porque le faltaba el techo, solo un pequeño saliente, que seguramente se había preparado para convertirse en un balcón amplio, y enfrente la montaña, ahora llena de mordizcos.
 (Qué pena, dijo alguien).
En aquellos tiempos la ropa se tendía al sol un rato en las redondas piedras volcánicas, sobre todo las sábanas, que blancas e impolutas volvían a las camas. Abrigando sueños y arropando caricias y desvelos.

A veces el aceite con azúcar sustituía a la mantequilla, pero de ningún modo habría de ser menos apetitoso aquel bocadillo que tanto gustaba saborear mientras los pies desnudos recorrían cada tramo hasta llegar a una pequeña cima llena de higueras. (Son dulces como tú. le dijo refiriéndose a los jugosos higos de leche)

Pasó página. Apagó la luz de la mesilla de noche, pero quedó ese regusto de recuerdos ya lejanos, pero muy presentes...


Ballade pour Sophie

Ballade pour Sophie

Se habían despedido el mismo día en que se encontraron, solo que, ninguno de ellos lo sabría hasta pasado unos años, en que, l...